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IU-LV-BA y la ley de Evaluación Docente

19 de Enero del 2010 - Manuel García-Morán Escobedo y Segundo García-Valles Fernández (El Entrego / Salinas)

Hemos decidido esperar varios días antes de escribir esta carta con el objetivo de que nuestros sentimientos se fuesen aplacando y fuesen dejando hablar a la razón más que al corazón. Fueron sentimientos tristes y duros, no vamos a negarlo; lógico, por otra parte, en personas que siempre se habían sentido vinculadas a lo que IU representaba, incluso durante los momentos más bajos y duros de esta organización, cuando machacona e incesantemente se nos bombardeaba, un día sí y otro también, con el tema del voto útil al PSOE. Pero pronto esos sentimientos se fueron convirtiendo en perplejidad, a la vez que cantidad de preguntas se iban agolpando en nuestras cabezas: ¿cómo es posible que esta organización, a la que nunca hemos dejado de votar (hasta hoy, evidentemente), que se presentaba a la sociedad como un referente moral, pueda aprobar leyes que chocan frontalmente con esos principios éticos fundamentales que dicen defender? ¿Cómo pueden aprobar una ley cuyo objetivo fundamental es intentar paliar una auténtica aberración laboral y jurídica hasta el punto de ser declarada ilegal por el TSJA? ¿No es algo parecido a la prevaricación el andar aprobando leyes con carácter de urgencia para burlar las resoluciones de la justicia? ¿Dónde queda para IU el Estado de derecho? ¿Es que ahora le parece bien a IU ese nuevo modelo de relaciones laborales consistente en pedir a los trabajadores la firma de un papel en blanco, cual si fuese la Administración una multinacional campando a sus anchas en una república bananera? ¿Qué fue de aquello de a igual trabajo igual salario? ¿Le parece a IU muy democrático aprobar urgentemente una ley que ni ha pasado por el Consejo Escolar, fue rechazada por la junta de personal docente no universitario, así como por la Mesa Sectorial de Educación? ¿Es ésta la manera que tiene IU de defender la escuela pública? ¿Son conscientes de que pasarán a la historia como miembros partícipes de una Administración que sembró la división, la discordia y el enfrentamiento en los centros educativos asturianos?

Por más que buscábamos y rebuscábamos no encontrábamos cuál podría ser la justificación y explicación del grupo parlamentario IU-LV-BA ante su oportunista y bochornosa posición ante la ley de Evaluación Docente. En éstas estábamos, cuando vino en nuestra ayuda el recuerdo de aquella famosa sentencia de Karl Marx en la que explicaba cómo «las condiciones materiales de existencia condicionan la conciencia». Y sí, hemos de confesarlo, la frase en cuestión nos vino a aclarar gran parte de nuestras dudas. Evidentemente, cuando esas condiciones materiales dependen de estar aferrados al poder a costa de lo que sea y a usar la política como medio de vida (a muchos y muchas de los que el pasado 29 de diciembre votaban esta ley no les conocemos profesión otra alguna) en vez de como servicio a la sociedad, pues la conciencia..., ya se sabe, justifica lo que haga falta.

Esperando que el tiempo y las urnas pongan a cada uno en su lugar, nosotros, por de pronto, volvemos a nuestros respectivos centros educativos, añoramos aquellos tiempos, recientes aún, en que a los docentes no se nos había dividido y enfrentado, trabajábamos en paz y con tranquilidad sin el mal ambiente que, gracias a las ingeniosas medidas de la Administración de las que formáis parte, se fue introduciendo en los centros de trabajo. Por nuestra parte, seguiremos explicando a nuestro alumnado, en nuestra condición de profesores de Filosofía, lo que es la ética, la autonomía moral, la ciudadanía, el Estado de derecho, la dignidad, la decencia, la coherencia y la existencia de otros valores aparte del valor del vil metal. Eso sí, lo haremos sin tener que sonrojarnos por ello, con la conciencia tranquila y, sobre todo, con la seguridad de que no estamos solos: a pesar de mezquindades, Migoyas, Riopedres y de los diputados y diputadas de PSOE-IU, seguimos teniendo a nuestro lado compañeros (15% según el consejero de Educación) que, al igual que nosotros, siguen pensando que otra forma de hacer política, otra forma de educar, otra forma de trabajar... siguen siendo posibles.

Con la seguridad de que tenemos de nuestro lado el derecho y las resoluciones judiciales, y no por número, como le gusta señalar a nuestra inestimable patrona, la señora Migoya, sino por fundamentación y argumentación jurídica: ni una sola de las sentencias, tanto individuales como generales, que entra a valorar la ley es favorable a la Administración.

Aunque algunos lo hayan olvidado, la discriminación arbitraria, la vulneración de derechos de los trabajadores y el clientelismo no tienen cabida en la estructura lógico-jurídica del Estado de derecho. Es igual que Migoya y sus compañeros de viaje, emulando al señor Berlusconi o al señor Gil, utilicen artificios jurídicos para retrasar el cumplimiento de la justicia, ésta avanzará de manera lenta, pero inexorable, y ya veremos quién responde a la hora de la verdad del desaguisado.

Lo dicho: arrieritos somos...

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