Una visión cristiana de la sexualidad
El exhibicionismo, unido a la procacidad, no parece ser la manera más adecuada para reivindicar públicamente el respeto a la dignidad y el reconocimiento de la igualdad de derechos de las personas homosexuales.
Sin embargo, sus reivindicaciones están de sobra justificadas.
Por lo que respecta a las iglesias cristianas, con la excepción de algunas iglesias de tradición luterana, las grandes iglesias católica y ortodoxas siguen discriminando a las personas por razón de su condición sexual.
No obstante, desde una convicción verdaderamente cristiana nadie puede vejar, demonizar, ni discriminar a su prójimo, porque todos por igual, con indiferencia de su condición sexual, son hijos de Dios y miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo en virtud de su redención universal.
La normalidad de la naturaleza humana está constituida por complejidad y por variantes que también conciernen a la realidad sexual. Y es un viejo y clásico axioma de la más ortodoxa doctrina católica que la gracia divina no destruye ni niega la naturaleza sino que la asume, la perfecciona y la respeta en su compleja realidad.
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