Los héroes de la democracia
Una condecoración por parte del jefe del Estado al ministro responsable del asesinato a sangre fría de cinco trabajadores vitorianos en 1976. Nada más y nada menos. Un señor perseguido por la justicia internacional y que deberá testificar en Buenos Aires por estos crímenes. Un señor que, a su vez, condecoró al torturador “Billy el Niño”. Una curiosa forma de celebrar cuarenta años de democracia en nuestro país, con el total apoyo del partido que abandera la ley, el orden y la centralidad política española: el Partido Popular. Un partido que, además, y en el mismo día, rehusó participar en el homenaje a aquellos que dieron su vida, o años de su vida cuando menos, por traer a nuestro país esa democracia de la que algunos se hacen hoy protectores. El cinismo y la hipocresía hechos política. Los perseguidos, humillados; los perseguidores, condecorados. Pero no podemos esperar otra cosa. Éste es el mismo partido que en la ciudad de Oviedo judicializa el cambio de calles referentes a golpistas que llevaron a nuestro país a la persecución política y al asesinato de Estado. Los mismos que durante más de veinte años mantuvieron y hoy pretenden mantener en los nombres de sus calles a carniceros como el General Yagüe. El mismo partido que asegura que aquellos que tienen a su familia bajo el asfalto de autovías, y que pretenden darles un entierro digno (qué forma tan particular de ser cristiano), sólo se acuerdan de ellos cuando hay dinero de por medio. Éstos son los que nos gobiernan, ellos son los que dan lecciones de moral y ética pública. Cuando menos, esto debería hacer pensar a aquellos que tienen una verdadera ética democrática. Porque mientras tanto, la izquierda sigue en retirada ante el avance público de estos hechos y la capacidad de la derecha para imponer en la sociedad esta idea de indiferencia. Este país, y cualquier persona que se precie, debería entender de una vez que los asesinos son siempre asesinos, y las víctimas siempre víctimas. Y no hay apellidos. Y la izquierda debe afrontar esta idea, y debe confrontar con el Partido Popular y su hipocresía de forma directa y clara. Todos sabemos a quién se debe este partido, pero al menos podría disimularlo de vez en cuando. Hemos dejado de creernos sus mentiras, y eso es lo que no pueden soportar.
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