Qué largo se me está haciendo el franquismo
Mientras se niega o dificulta a las familias algo tan básico como enterrar dignamente a sus muertos utilizando aquella cansina, repetitiva, engañosa y vacía frase: “¿De qué sirve remover el pasado?”, se hacen auténticas campañas intentando reescribir la historia. Que si la Guerra Civil empezó en el 34, que si en las elecciones del 36 hubo tongo, que si... Y se escriben libros. Y esos periodistas que huelen a naftalina y aguilucho propagan dichas ocurrencias, poco inocentes, en los medios que parasitan. Y a la vez que intentan cambiarlo siguen repitiendo: “¿Para qué remover el pasado?”. Y son recompensados. Tú difunde nuestra ideología que ya veremos cómo te pagamos. Y se montan “gürteles”, “púnicas”, “canales de Isabel II” y otras cincuenta mil tramas para mantener la maquinaria engrasada. Nadie dijo que ganar elecciones, que pagar favores o que la publicidad y propaganda ideológica fuera barato. Ya de paso si algo queda entra las uñas bueno es. Que dentro de diez o quince años se descubre el pastel... Tenemos el comodín de la frase: “¿Para qué remover el pasado?”.
Así el panorama, cuando escuché a Felipe, "ese rey tan preparado", fusilar el poema de Machado pensé: “¡Ufff, qué largo se me está haciendo el franquismo”.
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