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Qué nos volvió locos

8 de Julio del 2017 - Carlos Muñiz Cueto (Gijón)

Dejo a la historia de la economía las respuestas que no me alcanzan. Pero hay tantas incomprensiones que siento la obligación de hacer preguntas: ¿Cuántos ingresos percibe Asturias por vender productos fuera y cuáles son esos productos? ¿Cuántos gastos se hacen para comprar productos fuera y cuáles son? La pregunta obvia de ¿por qué no producimos lo que compramos fuera reduciendo gastos? Ésa me la salto: nos estamos endeudando para aparentar ser productores fiables. Pero hay otra doble pregunta: ¿Cuál es el grado del valor añadido en los productos vendidos fuera, y cuál el grado de robotización en sus procesos de producción? Además, en el marco de la primera pregunta, excluiríamos los productos de los gigantes foráneos: Arcelor Mittal, Azsa, Saint-Gobain, Bayer, Du Pont... De esa forma, con las respuestas, podríamos situar nuestra realidad de futuro y la capacidad que tenemos para afrontarlo. En éstas: los emprendedores se quejan de excesivas trabas burocráticas, mientras los jóvenes, sin tener familia propia o descendencia, dejan de serlo, dependiendo económicamente de sus padres pensionistas. Es más, se nos dice que el motor de Asturias será el sector de la construcción junto al de los servicios. ¿Para quién vamos a construir? ¿A quién vamos a servir y en qué? ¿Será el futuro construir residencias geriátricas de gran confort y valor? La pirámide poblacional invertida hace tic-tac como una gran bomba de relojería.

Puede que las industrias de los gigantes foráneos nos den un margen de respiro, pero o empezamos a ofrecer productos propios altamente competitivos para vender fuera o no habrá ingresos. Entonces sí que sería de risa argumentar que se deben rechazar donaciones porque son limosnas.

Hace cuarenta años, un maduro ingeniero alemán que dirigía una fundición me dijo: “Cuando le dije a mi padre que quería ser ingeniero metalúrgico me gritó: ¡Tú estás loco! ¿Acaso crees que podrás comer el hierro cuando no lo vendas? ¡Mejor te ayudo a poner una granja de cerdos!”.

Aplicando la intención de aquel padre, creo que el futuro de Asturias está en el alto valor añadido de la industria agroalimentaria. Eso sí, siempre y cuando los medios de producción primaria de la quintana se innovasen constantemente con procesos naturales y ecológicos, haciéndose económicamente competitivos al utilizar las más avanzadas tecnologías y conocimientos. Tecnologías que se desarrollarían y producirían aquí, utilizando medios robotizados. Pero para ello hace ya años que se deberían haber establecido salarios ciudadanos ocupacionales con los que pagar las ocupaciones como agricultor, ganadero u otras, fijando fábricas al medio rural. Sin embargo, nos volvimos locos: les pagamos pensiones o rentas vitalicias por no producir nada. Eso obligó a deshacerse de ganado y tierras. ¿Qué medidas se deberían tomar ahora para recolonizar los valles? Los jóvenes, al igual que hicieron aquellos indianos antaño, se han ido para no morir de hambre. ¿Cómo conservar el jardín para que, si vuelven, se motiven a construir villas residenciales como las de Somao? A nadie le gusta un jardín abandonado y menos a los que se han ido. Si no pregunten en Manaos qué ocurrió con su jardín.

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