La donación de Amancio Ortega
Hoy comienzo por decir que los días transcurren con rapidez, pasan casi sin darnos cuenta, que en esta sociedad que presencio y de la que formo parte no me sienta bien algún rebaño, tampoco me está gustando nada este proceso de deterioro de la vida política en nuestro país, que creo que no puede ni debe continuar así por más tiempo, que los periódicos que leo tratan hoy los mismos temas que ayer, de Pedro Sánchez un buen espacio, de Albert Rivera y de Mariano Rajoy, abundante de Irene Montero y de Pablo Iglesias, de José Ángel Fernández Villa y el negro poder, del nuevo PSOE de Sánchez, de Trump; de pronto encuentro un titular rotundo y sobrecogedor, Amancio Ortega, fundador de Inditex y uno de los hombres más ricos del mundo, había anunciado su intención de donar 320 millones de euros para la lucha contra una enfermedad que es la responsable de la muerte de una de cada cuatro personas que fallecen en España, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica. Nada más conocerse la noticia, gentes sin razón, capaces de destrozar a quienes ni conocen, no sólo desprecian esta suma, insultan al que hace la donación, alegando que la financiación de la sanidad pública debería ser únicamente responsabilidad de las administraciones, lo cual es cierto; monstruosas las voces discrepantes que nos dejan el alma helada y sin aliento, de ésos que no sé si son políticos o asociaciones a sueldo, como la autodenominada Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), rechazando la donación, que es arbitraria, y quien la hace pone precio, sin caer en la cuenta de que venga de donde venga y sea quien sea el donante, como si es el mismo diablo, porque al fin y al cabo se trata de combatir esta grave enfermedad, tremenda enfermedad, y tampoco hay muchos donantes que ofrezcan semejante cantidad. Estamos perdiendo el sentido común, cómo puede haber gentes que critiquen, se quejen de un gesto humanitario como éste, despreciar este dinero del señor Ortega para avanzar en la investigación contra el cáncer no tiene sentido en vidas ajenas, hasta que un día vire y te pueda caer encima y nos queda cara de póker, porque una persona enferma no puede ser feliz, es incapaz de realizar el estilo de vida impuesto por la cultura. Criticar la donación de Amancio Ortega, una estupidez, según la define Voltaire, una enfermedad extraordinaria porque no es el enfermo el que sufre por ello, sino los demás. La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, que se dice es el origen, pasando de puntillas cuando las decisiones emanan de administraciones socialistas, pero que cuando el Gobierno es el PP y éste ocupa el Ministerio o alguna Consejería arremeten contra medidas como ésta. Nunca recuperarán la reputación, son incapaces de entender este rasgo de generosidad, no saben ni siquiera saber la realidad del mundo. Y el mundo, señores pensadores y políticos, no será mejor cuando esté compuesto solamente por personas aparentemente perfectas, sino cuando crezca la solidaridad entre los seres humanos, la aceptación y el respeto mutuo.
Benigno Martínez-Fuego
Marcenado (Siero)
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