El dilema de muchos jóvenes
A escasas fechas como estamos de haber terminado el curso estudiantil en todas sus vertientes, quisiera permitirme el atrevimiento de aconsejar o sugerir a nuestros jóvenes, desde mi única experiencia de octogenario sin estudios universitarios, pero sí con la formación del día a día de mis muchos años vividos.
Estoy seguro de que muchos son los jóvenes que a la hora de decidir qué hacer, forzados por el deseo de sus padres, acaban por iniciar estudios que o bien no les gustan o, aún peor, no se sienten motivados ni capaces de sacar adelante en tiempo y calificación aceptables. Grosso error es, en mi opinión, hacer eso. La formación que hayamos adquirido para luego ganarnos la vida es algo que si no nos lleva a ejercer en aquello que nos gusta nos va a hacer sentirnos frustrados e insatisfechos durante los muchos años que dura la vida laboral hasta el día de nuestra jubilación.
Tengo un nieto que el día que dijo que no pensaba ir a la Universidad y que se pasaba a la FP tengo que confesar que me dio un cierto disgusto. Hoy, viendo lo que hay, con “titulitis” de todo tipo, casi le aplaudo la decisión que tomó en su día. Primero hizo en la Laboral de Gijón el módulo de Instalación y Mantenimiento Electromecánico. Ante la falta de empleo, en lugar de quedarse tumbado mirando al techo, optó por matricularse en el centro de formación de Cimadevilla en el módulo de Instalaciones Eléctricas y Automáticas. Terminado éste, y no viendo posibilidad de colocarse, volvió a la Laboral en Gijón para hacer el grado superior de FP en la especialidad de Mecatrónica; finalizado éste, la propia Universidad Laboral le buscó una empresa en un polígono en Llanera para hacer el periodo de prácticas, y estando haciendo dichas prácticas fue seleccionado por la Laboral para representar a Gijón en su especialidad en la Spainskills 2015, una especie de Olimpiada de la FP celebrada en Madrid. La empresa en la que estaba haciendo el periodo de prácticas debió de ver en él cualidades provechosas y le hizo dos años seguidos contratos de un año laboral. Desde el pasado 1 de julio forma parte de la plantilla de dicha empresa con carácter indefinido o trabajador fijo. Está que da saltos de contento. Dice sentirse valorado, tanto por sus veteranos compañeros de trabajo como por sus jefes. En cambio, tiene amigos que tras haberse dejado las pestañas estudiando carreras que ni les gustaban hoy están parados sin saber qué hacer.
No pretendo desanimar a quienes quieran hacer estudios universitarios, pero sí les diría que procuren hacerlo en aquello que les guste y para lo que de verdad se sientan capacitados. Tirarse años en la Universidad repitiendo curso para conseguir un título que sólo sirve para colgar en la pared de su casa, como les pasa a muchos, en mi opinión es perder el tiempo y el dinero.
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