Los montes asturianos, un polvorín
Hace unos días le aconsejaba al amigo Emilio León, portavoz de Podemos en la Junta General, la urgente necesidad de que el Gobierno asturiano de Javier Fernández abordase en un pleno extraordinario el tema de los incendios en los bosques asturianos y, especialmente, cómo evitarlos mediante mucha más inversión en la prevención de los mismos. La respuesta del diputado de Podemos fue tajante: “Hace dos días que hemos terminado con la comisión de investigación sobre los fuegos de 2015”. Su respuesta me dejó boquiabierto, es decir, nuestros políticos, de todos los colores, con nombrar comisiones que se encarguen de investigar a toro pasado, en este caso después de las cientos de hectáreas calcinadas por el fuego en 2015, todo solucionado. Muchas veces me pregunto ¿para qué carajo sirven tantas comisiones de investigación?, y la única conclusión razonable que encuentro es que es una forma de tener entretenidos a unos cuantos diputados, de todos los signos políticos, sacándose los trapos sucios unos a otros y justificándose un buen sueldo.
Un año más, y ya son demasiados, los montes asturianos llegada esta época de verano se convierten en auténticos polvorines. ¿Cuánto dinero invierte cada año el Principado en la extinción de incendios y cuánto en prevención de los mismos? En lo primero seguro que muchos miles de euros, sin contar, por supuesto, la cantidad de personas que tienen que arriesgar su vida en esas tareas; en lo segundo, en la prevención, muy poco, por no decir que nada. Cualquiera que conozca un poco la situación de abandono de nuestros montes se dará perfectamente cuenta de lo que hablamos: pistas forestales totalmente inaccesibles, cerradas por la maleza; ausencia de limpieza y de cortafuegos que sirvan, en caso de necesidad, para facilitar los trabajos de las brigadas en la extinción del fuego.
Hace 30 años me tocó trabajar como capataz con brigadas forestales de limpieza de montes; en aquellos años, el Principado destinaba una partida presupuestaria importante para la prevención de incendios. Se contrataba gente del paro, de los concejos donde se iban a llevar a cabo los trabajos, se nos contrataba por ocho meses; cada brigada constaba de once trabajadores. Nuestra labor era la de limpiar pistas forestales, desbrozar cortafuegos y podar, en el caso de los pinares, las ramas bajas. Actualmente, nada de eso se sigue haciendo, la Administración, como mucho, contrata con empresas forestales determinados trabajos y punto pelota.
Mientras nuestra clase política no se dé cuenta de que lo primero para que no haya tantos incendios lo que hay que hacer es invertir más dinero en prevención, no podrá decir que la culpa de los incendios es toda de los ganaderos. Los ganaderos son los primeros interesados en que no haya incendios, entre otras cosas porque hoy en día la mayoría de las aldeas asturianas se encuentran rodeadas de arbolado, con lo cual en caso de incendio sus viviendas podrían ser pasto también de las llamas.
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