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Veinte años de manipulación

30 de Julio del 2017 - Marcelo Noboa Fiallo (Gijón)

829 son las víctimas del terrorismo de ETA. 829 familias que todavía lloran los asesinatos macabros de sus hijos, esposos, padres, abuelos... 829 víctimas entre las que se encuentran militares, guardias civiles, policías, políticos del PSOE, PP, PNV, empresarios, trabajadores, inmigrantes... ciudadanos anónimos.

Detrás de todos y cada uno de ellos hay una historia personal, un drama familiar, huérfanos que la mayoría de españoles ni siquiera sabemos cómo han crecido ni si el Estado ha cumplido su función de protegerlos, de reparar el dolor. 829 proyectos de vida cercenados por la barbarie y el "talibanismo" etarra.

Todos guardamos en nuestras particulares retinas imágenes del horror de ETA, sin saber por qué esas imágenes y no otras. Personalmente guardo imágenes y recuerdos de los asesinatos del senador socialista Enrique Casas, del matrimonio Jiménez Becerril, del vicelendakari socialista Fernando Buesa, del secuestro y liberación del funcionario de prisiones Ortega Lara, del secuestro y asesinato del empresario Ignacio Uría, del secuestro y asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco, de la matanza de Hipercor en Barcelona (21 asesinados), de la matanza en el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza con 11 muertos (5 niños) y del guardia civil ensangrentado corriendo con una niña en brazos en la matanza de la plaza de la República Dominicana en Madrid; de los dos inmigrantes ecuatorianos asesinados en el aeropuerto de Barajas. Guardo un recuerdo especial de dos personajes entrañables para mí, el exministro socialista Ernest Lluch y el presidente del Tribunal Supremo Francisco Tomás y Valiente. No soy capaz de recordar los 829 asesinatos, pero ahí están.

Sin embargo, todos los años por estas fechas, tal parece que la única víctima del terrorismo de ETA ha sido el concejal del PP Miguel Ángel Blanco. Todos los años por ésta fechas (desde hace 20), se organizan tertulias en todos los medios de comunicación, se escriben columnas, editoriales, etcétera. Hasta el año pasado parecía que había un consenso entre partidos políticos, medios de comunicación, tertulianos en destacar por encima de cualquier otra consideración ésta efeméride, siguiendo la estela y la estrategia diseñada por el Partido Popular de José María Aznar para sacar réditos políticos a la macabra actuación de ETA con su concejal, al igual que lo hizo con la miserable manipulación del atentado yihadista de Atocha, endosándoselo a ETA con el único y miserable fin de arañar votos.

Este año, es la primera vez que se rompe ese “consenso”. Alguien dijo ¡basta ya! Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, se negó, en un principio, a desplegar la pancarta con la imagen de Miguel Ángel Blanco en la fachada del Ayuntamiento de Madrid (aunque luego ha rectificado por la maniobra de la FEMP), con ello ha provocado, ¡por fin!, que se hable de la manipulación del PP durante 20 años.

En la radio ha sido el periodista José María Izquierdo el único que ha denunciado la gran manipulación que se viene haciendo desde entonces (recomiendo su audición, 11/07/2017 en la cadena SER). Por el contrario, decepcionante, muy decepcionante, la opinión de Iñaki Gabilondo, elaborando una falsa equidistancia cuando por primera vez se empiezan a denunciar los años de manipulación vergonzosa del PP, señalando el valor simbólico de la figura de Miguel Ángel Blanco, al representar a todos los muertos por ETA (¿Quién lo ha decidido?) y asimilándola a lo que fue la foto de la niña quemada por el napalm en la guerra de Vietnam, que marcó el inicio del final de aquella guerra. Sorprende la comparación porque aquella foto, primero, fue premio “Pulitzer” y ello de por sí tiene un valor periodístico innegable, y de ahí su repercusión e impacto mundial; segundo, porque con ello nadie pretendía sacar ningún rédito electoral, y, tercero, porque nadie volvió a recordar año tras año (con esa foto) la barbarie de la guerra de Vietnam.

Se argumenta también que el asesinato del concejal del PP y la reacción de la sociedad española marcaron el inicio del fin de ETA. Como todo episodio que se pretende elevar a categoría de principio o final de algo es al menos histórica y políticamente discutible como categoría. Lo que sí es indiscutible es el valor que representó la gran movilización ciudadana, la mayor que se recuerda en contra de ETA, pero que ello representara el principio del fin de ETA... mejor se lo dejamos a los historiadores que intuyo que consideraran que hay varios momentos candidatos a ello o que fue una concatenación de los mismos: en su día se dijo que el comienzo del fin de ETA lo fue el asesinato de Yoyes por sus propios compañeros delante de su hijo, en otro momento se consideró como tal el asesinato de Francisco Tomás y Valiente (acontecimiento que provocó el nacimiento de "manos blancas" en toda España) o el atentado de la T4 de Madrid en plenas negociaciones para poner fin a ETA.

El año pasado se cumplieron 20 años del asesinato de Francisco Tomás y Valiente, el anterior 15 años sin Ernest Lluch, el próximo año se cumplirán 35 años de la muerte del senador Enrique Casas, 10 del empresario Ignacio Uría... ¿Es tan difícil ponerse de acuerdo para hacer un homenaje conjunto a todas las víctimas de la barbarie terrorista? Sí, mientras el PP mantenga la llama de los réditos electorales que le ha dado y le da la manipulación de la muerte de su concejal Miguel Ángel Blanco.

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