La batalla la ganan los asturianos

Un viaje previamente programado durante el fin de semana me impidió conocer “de primera mano” el comentario (por llamarlo de algún modo) del señor Ripa, don Daniel (secretario general de Podemos Asturias al tiempo que diputado autonómico en el Principado de Asturias), que se publicó en la página 28 del diario LA NUEVA ESPAÑA del jueves día 6 del mes de julio.

Como no dispongo del destacado espacio que él empleó para publicar su opinión, recurro al de “Cartas al Director”, que creo igualmente útil a mi propósito.

Cuenta, bajo título premonitorio, una “Batalla que va a ganar la música”, en el que pone de relieve su frustración, refiriéndose a la pretensión; y en algunos, demasiados, casos una realidad al día de hoy, y desde hace incluso años, de llevar a cabo actuaciones musicales en locales cuya falta de idoneidad para esta actividad es tan relevante que hasta la Ley de Espectáculos del Principado recoge en su articulado entre otras cosas por un hecho absolutamente contrastado: la imposibilidad financiera de llevar a cabo una insonorización eficaz, dado el elevado coste de una obra semejante. Hablamos, claro está, de una verdadera insonorización que impida que el sonido emitido en un determinado entorno no se extienda mas allá del mismo. Si el señor Ripa ignora esta circunstancia, por tratarse de un asunto extremadamente delicado, ya que se trata, ¡nada menos!, que de jugar con la salud y, por consecuencia, con la vida de muchos miles de asturianos, creemos que debería informarse convenientemente antes de emitir, públicamente, una opinión que carece de base, algo que, por sí mismo, le descalifica como representante público de una comunidad ya que denota una grave irresponsabilidad.

Como irresponsable es defender el cambio de una ley con el único propósito, al parecer, de proteger un delito (Diccionario de Uso del Español María Moliner: definición del término delito: “Acción penada por las leyes por ser contraria a lo establecido en aquéllas”) algo que este señor califica como de “despropósito y un agravio intolerable”.

A partir de ahí, sigue mintiendo con absoluta desfachatez como cuando enumera los apoyos que la proposición que su grupo parlamentario llevó al Pleno de la Junta General (y que fue rechazada por amplísima mayoría) e incluye a “la Universidad y el Conservatorio”, siendo así que un numeroso grupo de asociaciones de vecinos de Oviedo (algo mas de 80, encuadradas en diferentes plataformas, federaciones e independientes) habían mantenido, reuniones aclaratorias a este supuesto con el rector, Santiago García Granda, y el vicerrector de Extensión Universitaria, Francisco José Borge López, y con directivos del Conservatorio que, en ambos casos, negaron categóricamente el que estas instituciones académicas hubieran prestado ningún apoyo a semejante iniciativa, insistiendo en que la posición de las mismas era la de que se cumplieran las leyes el vigor.

En alguna medida trató, en el debate político, de impresionar a los diputados (y es de suponer que al público también) con la exhibición de un papel en el que, según él, había recogidas 15.000 firmas de asturianos en defensa de su propuesta.

Lo que “se le olvidó” al señor Ripa, seguramente, es que ese número, referido al municipio de Oviedo, que cuenta con muy poco más de 200.000 habitantes, significa el 7,5 por ciento de la población, lo que dice con abrumadora claridad que 92,5 ovetenses no quieren saber nada de la misma. Y si lo que quiere hablar es de Asturias (la ley que se pretende discutir tiene ámbito autonómico) el resultado, fallido, es aún mucho mas abrumador, lo que lo convierte en ridículo, ya que sobre el millón poco abundante de asturianos censados, esa cifra representa el 0,15 por ciento, por lo que el 99,85 de los asturianos, tampoco quiere saber nada del empeño del señor Ripa y de su grupo que, como colofón de su artículo, continúa con el mismo tono amenazador y, en alguna medida coactivo, que sus “protegidos”, los músicos, utilizaron en ocasiones anteriores con objeto de intimidar a nuestros legítimos representantes electos de otros grupos parlamentarios.

Lo que también “olvidó” añadir el señor Ripa en esta intervención es el que muchos miles de ovetenses, y decenas de miles de asturianos, van a seguir viendo cómo esta ley sigue protegiendo su salud y, en consecuencia, su vida al evitar agresiones, nunca provocadas, en su domicilio, los cuales, seguramente, tendrán en cuenta esta actitud suya en el momento de elegir su voto en las próximas elecciones. Las asociaciones de vecinos se lo recordarán seguramente.

Quiero, pues, como punto final, y añadido a este último argumento que empleo, una breve mención al informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente, del pasado mes de abril, cuyos datos, respecto a las emisiones sonoras y sus efectos sobre el organismo humano, son estremecedoras: “Se producen al año 72.000 hospitalizaciones en el mundo, de las que resultan 16.000 muertes. Y de esas hospitalizaciones, 4.000 corresponden a España, generándose 1.000 muertes”, lo que hace fácil, si se quiere, conocer cuantas, de esas 4.000 mil, han de adjudicarse a Asturias.

En nombre de ellos, y de los que pueden verse afectados por esta lacra social, quiero agradecer, muy sinceramente, a los componentes de los grupos parlamentarios en la Junta General del PSOE, PP, Foro Asturias y Ciudadanos, el que en su sensatez, no hayan olvidado en esta ocasión (espero que en ninguna otra) la defensa de estos miles de asturianos que han confiado en ellos como garantes de su patrimonio y de su vida.

Juan A. García Alonso, Oviedo