Heidi (del Infanzón a los Pirineos)
De pequeño no me perdí un capítulo de Heidi. Allí estaba Pedro, junto a su fiel perro Niebla, correteando entre las cabras y rodando por las laderas nevadas de las montañas. El abuelo, cejijunto y en apariencia malhumorado, pero hecho de oro bruto en su interior. Y ya en la ciudad su amiga Clara, a la que la fatalidad la postra en una silla de ruedas hasta que el aire sano de la montaña le hace caminar. Y como olvidarnos de la simpática e histérica gritona de la serie, la inolvidable señorita Rottenmeier. Yo, a Heidi, la llamaba cariñosamente la lunática porque siempre estaba ensimismada en sus cosas, vivía en su particular universo inventado de juegos y fantasía. Qué cosas, me recuerda algo, sobre todo en el peinado a la alcaldesa de Gijón, doña Carmen Moriyón. ¿A cuento de qué dedicar una calle, plaza o espacio público a un concejal de Vizcaya (víctima de ETA) a petición del PP, en Gijón?
A no mucho tardar, arderemos en el fuego eterno. El efecto invernadero, junto al agujero que le hemos hecho a la capa de ozono, nos va asar como a pollos o como un par de exquisitos huevos fritos donde todos vamos a mojar. El calor que hace en el sur, que antes te mataba igual, pero lentamente, que es como siempre mata el sol, ahora en cambio te achicharra. Amenaza, visiblemente enfadado con devorarnos y la ciudad de Gijón, que es un eterno San Fermín por estas fechas, se ha llenado de turistas andaluces con sombrero que huyen despavoridos de los cuernos del sol. Únicamente vamos a sentir alivio cuando las enormes, inmensas lápidas de hielo que se desprenden de la Antártida, caigan sobre nosotros dándonos sepultura.
No se, si ustedes, tienen constancia de la embergadura, de la verdadera catadura moral de estos individuos que hoy nos gobiernan, y que seguirán, como el conejito de las pilas (dura y dura) gobernándonos gracias a la abstención, en la moción de censura, del nuevo PSOE descafeinado de Pedro Sánchez. Que ha pasado del 'no es no' al quizás, tal vez, desde que se ha hecho cargo él del partido. Son las cosas del poder. Ya me lo esperaba Pedro, tenía referencias tuyas de cuando lo del concejal de Madrid Antonio Carmona. Era chusco, sí, y lo admito. Pero mediático y carismático a la vez, y te restaba votos. Finito caput. Pero a lo que iba, la catadura moral del Partido Popular y tal. Lean atentos estas declaraciones del consejero de Sanidad de Madrid sobre como abordar, en los colegios, la ola de calor veraniega (alumnos de varios colegios madrileños han sufrido vómitos, golpes de calor y una lipotimia): "Dobla, dobla, dobla y que hagan abanicos de papel". La ocurrente solución, para Jesús Sánchez Martos es que los niños en los colegios hagan abanicos de papel, para ahorrar en aire acondicionado.
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