Perplejo, pasmado e impotente
Nos están tirando piedras, como a la mujer adúltera, y ni siquiera esconden la mano. Se sienten libres de culpa porque después de la primera todos los de la manada arrojaron las sucesivas piedras, y, además, saben que en este país, España, la Justicia brilla por su ausencia. Germán, un chico que pasaba por la zona de Fomento, está en coma por la brutal paliza que le propinó un animal, de origen magrebí y aficionado al boxeo, con antecedentes por lesiones, vinculado al grupo de cafres de extrema derecha autodenominado 'La manada'. Mientras el cafre está por unos días en prisión, el resto de la piara, disfrutando del verano y de la vida, clama su puesta en libertad a través de las redes sociales durante la fiesta del Carmín en la Pola. ¿Por qué este tipo, Imad, con antecedentes, no había sido anterioriormente ya expulsado del país? Y Germán en coma.
España is different. Quiero decir, que es el hazmerreír del continente. Si en algo hemos destacado siempre, en siglos de historia que nos preceden, es en ese afán por mantener vivo nuestro indudable e inconfundible sello de identidad. Nuestra marca España. Y es de ley reconocer que lo hacemos divinamente y con pasmosa facilidad. Leo, pasmado y con impotencia, en este periódico la noticia de que la familia de la mujer atropellada por la furgoneta de un repartidor, en la calle del Puerto Leitariegos, en el Polígono de Pumarín, con trágicas y dramáticas consecuencias y que, asombrosamente, la juez del caso da carpetazo, tras declarar el repartidor que se ha despistado (caso cerrado, archivado), busca testigos presenciales. Nadie, del juzgado, se ha ocupado ni preocupado en mandar investigar cuáles son las condiciones laborales en la empresa del repartidor: tales como horarios, el número de repartos diarios y en qué tiempo debe realizarlos, ¿a toda prisa? ¿Respetando los pasos de cebra y los semáforos? Investigar, exhaustivamente y en profundidad la empresa donde trabaja el repartidor, a todas las empresas de este sector. Nada. Yo trabajé en esto, por eso sé lo que me digo.
Paz y concordia para todos, en buena convivencia y sintonía, en un local que sea espacio social y cultural en las inmediaciones del parque La Serena, en el barrio de El Llano. Esta es una de las seis propuestas que pasan el corte en los presupuestos participativos del Ayuntamiento para el próximo ejercicio, que ahora se someterán a evaluación por parte del personal municipal. En el fondo de este asunto está la integración de extranjeros en el barrio. Ellos sabrán lo que hacen y nosotros, como participantes, sabremos mejor que nadie lo que hacemos, ya que de nada sirve el tardío arrepentimiento. Mi iniciativa de construir una estatua en Gijón a tamaño real de Donald Trump ha contado con 25 apoyos (insuficientes), sin incluir el mío y por tanto no ha salido adelante. Soy inmune al desaliento, así que prometo seguir insistiendo por ver de una vez, inmortalizado, su alborotado pelo pétreo quieto. Color oro, como el sol. En otra ocasión será.
La Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene un inquietante, sospechoso parecido capilar con Donald Trump. Los dos parecen compartir el mismo peluquero, ya que lucen, a su edad, una envidiable melena en dos tonos: blanco y amarillo. Aunque se han empeñado en dejarnos calvos a todos. Christine Lagarde ha concretado, con una frialdad de lagarto, que la caracteriza, entre otras medidas subir el IVA, alargar la edad de jubilación y fomentar los planes de ahorro privados en España. Dice que gracias a las reformas efectuadas, la economía es más competitiva, flexible y resistente ya que en la cocina económica siempre hay un plato caliente, siempre que la sífilis, de los mercados, no nos deshaga a pedazos. También defiende que debido a un defecto de fabricación, ahora duramos mucho tiempo. Nos hemos vuelto tan descarados, que no tenemos fecha de caducidad y hay que mantener el índice de revalorización de las pensiones: 0,25%. O sea.
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