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Jóvenes consentidos = padres cobardes e irresponsables

26 de Julio del 2017 - José Viñas García (Oviedo)

El desgaste físico al ir cumpliendo años tiene recompensa, lo verdaderamente importante está en nuestro cerebro, al mismo ritmo que el cuerpo pierde consistencia, la mente se amuebla, gana enteros y tranquilidad. La pericia y el conocimiento que da la edad, tiene cómo resultado ese equilibrio que solo se consigue cuando la experiencia domina el ambiente y sabe afrontar y superar retos y dificultades en este mundo competitivo, egoísta e insolidario.

El tiempo vivido va cargando de experiencias, de la que carecen los jóvenes para todo. Los jóvenes se comen el mundo en casi todo lo banal, rebosante de testosterona y fortaleza física; pero reculan y les cuesta ser creativos y emprendedores; hacer algo más por la vida y su futuro. Son la comodidad personificada, enseguida le piden cuentas al rey (que la mamá, el papá o el gobierno piense por ellos) Si les sacas de ir al gimnasio a hincharse artificialmente los musculitos (algo que más adelante pagarán caro, ya que los anabolizantes les pasaran factura de la buena) les observas y te da pena interpretarlos valiéndose por si mismos.

No saben divertirse, salen de casa dispuestos a coger cogorzas y drogarse cómo, perfectos imbéciles. Antes se salía para divertirse y en algún caso acababa de borrachos felices; pero ahora salen expresamente a emborracharse y drogarse, acabando la maratoniana jornada nocturna a altas horas de la mañana, tristes y entregados al destino ¿cabe más idiotez general?

La culpa, es cierto que no es toda de ellos, la permisividad de la disfrutan por parte de padres y autoridades es degradante para todos. No puede ser que allí donde ellos estuvieron toda la noche, a la mañana tengamos que limpiarles toda su mierda, no me imagino por donde caminaban, bailaban o saltaban, no queda un sitio libre donde meter un pie, lleno de botellas, vasos, papeles, resto de todo, mierda a repartir esparcida por suelos y paredes. ¡No señor! Ustedes disfrutan de eso modo, pero lo dejan todo limpio antes de ir a dormir la mona, donde saben que sus padres les esperan agazapados y escondidos debajo de la sabana para no afrontar la cruda realidad, el ver a sus retoños al regreso de la diversión hechos unos andrajos que tal parecen trapos para tender; dejando el pasillo con un olor a drogas, tabaco y alcohol que tira pa´ tras.

La educación empieza en casa. Los padres que no estén dispuestos a enfrentarse a sus hijos, exigirles responsabilidades lo antes posible, acabarán siendo reos de esa postura cobarde y comodona. Sufrirán en sus carnes los maltratos de esos muchachos mal criados, por dejarlos ir creciendo consentidos, convirtiéndolos en simples energúmenos.

Un árbol si queremos que crezca derecho, debemos ir enderezándolo desde su nacimiento cuando todavía es fácil de moldear; si lo dejamos coger consistencia luego será imposible de manejar.

No se me escondan debajo de las sabanas, recíbanles en cuerpo presente en sus primeros años de salidas nocturnas; ellos sabrán que deben llegar en mejores condiciones. Si así no hacen, les espera un periplo de asustadizas mañanas, cargadas de sentimientos de culpabilidad por permitir que sus retoños les cogieran ventaja y mando en casa.

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