Todos a una, Fuenteovejuna
Hace unos días leo en la prensa que en el Ayuntamiento de Llanes un grupo de partidos políticos de relevancia se unen y actúan hombro con hombro para reprobar a una edil, defendiendo así, según ellos, al empresariado local.
Desde luego tanta unión y tanto énfasis deberían de responder a un caso altamente lesivo para la población, pero no; se trata de apercibir a una concejala que manifiesta en una red social lo que pensamos la mayoría de los ciudadanos. Se refirió, en su opinión, a las ínfimas condiciones laborales que rodean a los trabajadores de temporada.
Somos muchos los llaniscos que conocemos situaciones de este tipo: sin descanso semanal, con horario extenso e indefinido, etcétera. Sería muy fácil comprobar que la situación descrita por ella es real y, por tanto, deducir que algo está funcionando indebidamente.
Bien es verdad que no hay regla sin excepción, y aquí la excepción la constituyen aquellos empresarios que actúan con ética y honestidad todo el año.
Días después leo de nuevo en la prensa que el Ayuntamiento habilitará una página web de ayuda a los trabajadores. Entonces, ¿aplaudimos a la concejala o la seguimos denostando?
A lo largo de la historia encontramos situaciones en las que veo un paralelismo con este caso: se crea una “víctima” y el poder se crece exacerbadamente defendiendo lo indefendible de un modo absurdo e histriónico mientras intentan reducir a la “víctima”.
En resumen, resulta todo tan desproporcionado que es como si matáramos moscas a cañonazos.
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