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La prevención de enfermedades

27 de Enero del 2010 - Rafael Cofiño, Charo Hernández, María del Carmen García y Miguel Prieto

Es frecuente que a través de los medios de comunicación se recomiende a la ciudadanía que se someta a distintos exámenes de salud con el fin de prevenir o diagnosticar temprano algunas enfermedades graves, como son algunos tipos de cáncer. Aunque en la vida cotidiana anticiparse a los acontecimientos para evitar los daños que éstos puedan causar es una práctica sin duda recomendable, en las actividades de prevención sanitaria esta práctica puede tener, además de los buenos resultados buscados, algunos efectos perjudiciales que conviene tener en cuenta. Es necesario reconocer que ninguna intervención sanitaria es inocua, si bien algunas resultan beneficiosas, todas suponen un riesgo para las personas que las reciben.

Los cribados o «screening» son actividades de prevención secundaria de enfermedades, se llaman así porque se realizan en personas aparentemente sanas con el propósito de conseguir un diagnóstico y un tratamiento precoces y así mejorar los resultados. Sin embargo, estas intervenciones también tienen riesgos y requieren una especial evaluación y cuidado. Tienen que desarrollarse en aquellas enfermedades en las que se conocen los beneficios y es preciso garantizar que la disponibilidad y organización de los recursos asegure la sostenibilidad y la obtención de los resultados deseados. Además, hay que comprobar que los riesgos no superan los beneficios y que las personas invitadas a participar en estas intervenciones han recibido correctamente toda la información. En la prevención del cáncer estas actividades son muy importantes.

Aunque los efectos beneficiosos de los cribados son más o menos importantes según la población a la que se dirijan, como, por ejemplo, empezar a hacerse mamografías a los 40, 45 o 50 años para diagnosticar el cáncer de mama, existe un acuerdo amplio de que los riesgos afectan a todas las personas que participan. Como afirma Ned Calonge, director del US Preventive Task Force, que es el grupo de expertos que hace recomendaciones sobre cribado para los Estados Unidos, al aplicar una prueba de cribado pueden pasar cinco cosas, y cuatro de ellas no son buenas. Puede haber una enfermedad que no se encuentre, se llama falso negativo, la prueba genera una tranquilidad injustificada y el diagnóstico podría retrasarse. Puede ocurrir que parezca que hay una enfermedad donde no la hay, esto se denomina falso positivo, y supone que una persona sana sea tratada como enferma. Otro inconveniente es que el diagnostico no produzca ningún beneficio relevante. Otro más, de gran importancia, es el «sobrediagnóstico»: cuando se diagnostica una enfermedad que realmente está presente, pero que nunca iba a manifestarse clínicamente, de manera que su tratamiento hubiera sido innecesario. Estas circunstancias no se deben a errores en la realización o interpretación de las pruebas, sino a que las pruebas disponibles son imperfectas, y en el caso del «sobrediagnóstico», a la forma que tienen las enfermedades de evolucionar a lo largo del tiempo. Llama la atención que cuando se recomienda realizar cribados, basándose en los efectos beneficiosos, las referencias a los efectos perjudiciales sean tan escasas.

Subtítulo: No siempre es mejor prevenir que curar

Destacado: Es necesario reconocer que ninguna intervención sanitaria es inocua, si bien algunas resultan beneficiosas, todas suponen un riesgo para las personas que las reciben

Todas estas limitaciones deben conocerse, pero no tienen por qué disuadirnos de llevar a cabo intervenciones preventivas, siempre que éstas sean razonables y proporcionadas, porque la justificación genuina de la prevención no es reducir costes, sino incrementar la salud y la calidad de vida. Esta llamada a la precaución es compartida por sociedades científicas como la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, cuyo presidente, Andreu Segura, ilustra con claridad en el último informe emitido por esta sociedad sobre la situación de la salud en España.

Las intervenciones sobre las que actualmente hay acuerdos de que pueden detectar cánceres precozmente y ayudarnos a incrementar la salud y la calidad de vida son solamente tres: la realización de una mamografía cada dos años para las mujeres que tienen entre 50 y 69 años, para detectar precozmente los cánceres de mama; la realización de una citología del cuello del útero, test de Papanicolaou, cada tres años hasta los 65, para las mujeres que tienen relaciones sexuales, para detectar precozmente el cáncer de cuello de útero, y, por último, la realización de detección de sangre oculta en las heces para la población entre 50 y 65 años para la detección precoz de cáncer de colon.

Que existan «pruebas científicas» sobre el funcionamiento de estas tres intervenciones en condiciones ideales no quiere decir que lo hagan en condiciones reales. La realidad es siempre mucho más complicada. Para garantizar el correcto funcionamiento estas intervenciones necesitan apoyarse en organizaciones complejas y con recursos suficientes. En Asturias actualmente está funcionando en todas las áreas sanitarias el programa de detección precoz de cáncer de mama, en el último año se ha iniciado la ordenación de las actuaciones en la detección precoz del cáncer de cuello de útero, y en relación con la detección precoz del cáncer de colon para población entre 50 y 65 años, aunque ha demostrado su funcionamiento en condiciones ideales, todavía presenta dificultades para su implantación y funcionamiento real.

Prevenir es mejor que curar, pero siempre que se garanticen la coherencia científica de las intervenciones preventivas en cáncer, se eviten riesgos y mensajes que generen confusión o falsas expectativas, y se ordenen las actuaciones que se estén realizando evitando descoordinación, realización de pruebas innecesarias o riesgos a la población. Todas éstas son tareas que debemos garantizar desde la autoridad sanitaria, pero en las que tienen un papel relevante los diversos agentes sociales: profesionales sanitarios, sociedades científicas, ciudadanía y medios de comunicación, entre otros.

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