Los pensionistas, una vez más, olviddados
Hasta Fátima Báñez, ministra de Trabajo, ha reconocido que ha llegado la hora de subir los salarios, ahora que la economía va de una manera positiva y el Gobierno enmienda al alza una y otra vez sus propias previsiones.
Sin embargo, debemos comprobar si es algo más que una frase para un titular de prensa y quienes presumen de haber salvado a un país que iba hacia la bancarrota, no se limitan simplemente a animar a los empresarios a ser más benévolos y se ponen a la tarea que les corresponde, como es lo relativo a la negociación colectiva o a los renqueantes ingresos de los pensionistas, víctimas desde hace varios años del irrisorio aumento del 0,25%
Según datos del INE, más de la mitad de jubilados tienen dificultades para llegar a fin de mes, y más de un tercio de los abuelos todos los meses ayudan económicamente a sus hijos y nietos. Un reciente estudio de expertos de varias Universidades, entre ellos la ONG Educo eleva hasta ocho de cada diez el número de pensionistas que se ven obligaos a echar una mano a sus descendientes, afectados por esa crisis que para una parte muy importante de los ciudadanos aun se resiste a ser pasado.
Tras la esquilmación de los asalariados, llega, imparable, la de los pensionistas. Al parecer, el sistema solo puede funcionar creando trabajos precarios y deteriorando a los mayores. El Ejecutivo se inventó eso de aumentar las pensiones el 0,25 por ciento, una argucia bastante retorcida, aunque eficaz para poder decir que las pensiones subían. Ciertamente, esa miseria quedaba altamente compensada por el copago de los medicamentos y otros incrementos impositivos. Es decir, que en realidad, bajaban.
Mas ahora que la inflación ha repuntado, el truco ha quedado al descubierto. El Fondo Monetario Internacional, esa institución que han presidido Strauss-Hahn, Rodrigo Rato y que ahora comanda Christina Lagarde, los tres con serios problemas con la Justicia, nos advierte--casi nos obliga-- a que las pensiones de jubilación no deben franquear la barrera del cuartillo de punto, para que sean sostenibles y aboga, asimismo, por alargar la vida laboral y contratar planes de pensiones privados.
Paralelamente. la hucha de las pensiones sigue vaciándose a un ritmo alarmante. Los que dicen saber de esto, casualmente muchos de ellos trabajan en entidades que venden planes de pensiones privados y cuyos directivos están blindados con altísimas compensaciones cuando se retiran, arguyen que el aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento imponen recortes drásticos. Así nos van metiendo el miedo en el cuerpo.
Dicho todo lo que antecede, y de acuerdo con la declaración de la mencionada ministra, de tirar hacia arriba los salarios congelados o recortados que han caído con fuerza mientras crecían las beneficios empresariales, algo tendrán que ver con el fulminante incremento de las diferencias sociales, que nos llevan a ser líderes europeos en tan poco grato principio.
A ver si al fin se aproxima la hora de que el elevado número de abuelos pueda percibir unas pensiones dignas y disfrutar del descanso que, en teoría, debe llegar con la jubilación.
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