¿Igualdad de género?
Me parece perfecto que, a día de hoy, las mujeres reivindiquemos nuestros derechos y nuestro valor en una sociedad en la que, hasta hace relativamente poco, no teníamos voz ni voto. Me alegra, de hecho, que cada vez esté más arraigado el feminismo. Sin embargo, no estoy de acuerdo con el modo de concienciación de esta ideología, puesto que hay personas que defienden a la mujer hasta el punto de convertir al hombre en un ser despiadado y monstruoso. Esta tendencia extremista es conocida como hembrismo, y en ella se infravalora y ridiculiza al hombre.
Si bien es cierto que hay muchas mujeres que cada año mueren a manos de sus parejas o exparejas (lo cual es vergonzoso y debería ser castigado severamente por la ley), yo creo que el hembrismo tampoco es la solución para que se dé la igualdad de género en nuestra sociedad. Sin percatarnos, proponemos opciones que, a mi juicio, son totalmente disparatadas, como hablar en femenino cuando los emisores son un colectivo de hombres y mujeres, o denominar a un conjunto mixto con un sustantivo femenino (por ejemplo, utilizar "las niñas" para referirse a un grupo de niños y niñas). Vemos problemas cuando en realidad no existen, y, bajo mi punto de vista, el llamado sexismo lingüístico es uno de ellos, porque, en realidad, las palabras en masculino que designan a un conjunto de sujetos de distinto sexo (como "los niños") son un concepto neutro: ahí no se está denigrando a una mujer ni favoreciendo a un hombre, sino que se está haciendo referencia a ambos géneros, el masculino y el femenino.
Aprovecho este escrito para manifestar también mi opinión con respecto a HazteOír, la organización que menosprecia las diferentes identidades sexuales. No es de recibo transmitir este mezquino mensaje a una sociedad que, por naturaleza, debe avanzar y adaptarse a nuevos tiempos y nuevas circunstancias. Cada persona tiene una orientación sexual diferente, que viene impuesta por la naturaleza: heterosexual, homosexual, bisexual, transexual... y todas y cada una de ellas son válidas y dignas de respeto. No debemos imponer a alguien ser como nos gustaría que fuese: cada uno debe sentirse cómodo consigo mismo.
Así pues, teniendo en cuenta todos estos detalles que acabo de citar, opino que la igualdad de género es el respeto hacia los distintos tipos de sexualidad y de individuos (no solo los hombres y mujeres propiamente dichos), así como la penalización por agredir física o psicológicamente a alguien, con independencia de su sexo. La violencia de género, para mí, va más allá del daño a una mujer por parte de un hombre. ¿No les parece? Les invito a que reflexionen sobre ello.
Cecilia Busto, Avilés
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