De pájaros y querubines
Les han lanzado salsa de tomate, huevos, pintura y en Asturias hasta piedras y alguna señal de tráfico a su paso, de todo menos señales de agradecimiento. Sin embargo no escarmientan en su misión clarividente o evangelizadora por tierra, mar y aire. HazteOír, que antes iba en guagua o autobús con su mensaje tránsfobo, ahora van en avioneta surcando los cielos. ¿Tienen sexo los ángeles, que aunque toque el pito en el aire pueden tropezar con la avioneta? Esta pregunta, en todo caso, habría que hacérsela a Miguel Ángel, que pintó dudosos querubines por las paredes de la Capilla Sixtina. Vete tú a saber. La obra de Miguel esconde tantos mensajes ocultos y misterios como la de su coetáneo renacentista Leonardo da Vinci, que disfraza a la Virgen de apóstol en La Última Cena. De aquella, a lo divino y lo humano los separaba el miedo a las frenéticas y fanáticas llamas, siempre vivas de la iglesia católica. Pero, volviendo a asuntos más mundanos, con los que nos podemos reír, ¿quién ha costeado el pájaro a los ultracatólicos de HazteOír?
El expresidente madrileño, Ignacio González, es un culo inquieto y de mal agüero. No se puede estar nunca quieto, por eso no acaban de hallar acomodo sus posaderas en el trullo. Sabe que el que no llora no mama, por eso no deja de soltar lágrimas de cocodrilo, que resbalan por los duros barrotes de su celda. Se quejó de que la comida en la cárcel no la preparaba un verdadero chef de 5 barrotes, que apareciese en la guía Michelín; se quejó de que los guardias, en lugar de tratarle con los honores debidos a un presidente autonómico, de la comunidad de Madrid, lo trató como lo que realmente es, o sea un caco. Ahora pide la libertad ante el "grave deterioro físico y psíquico" que le causa la prisión, sobre todo el estar a la sombra ahora en verano, con la que cae fuera. No la hagas no la temas, prenda. Tiene tantas causas abiertas en tantas tramas de corrupción que el cabecilla de ellas esperemos que tarde en salir de prisión. Mucho tiempo o al menos el suficiente. Ya tomarás el aire al ir a declarar esposado del juzgado al furgón. Y viceversa.
Agresión por parte de una menor a una educadora social que trabaja en un centro de menores de la Junta de Andalucía, concretamente en Rota (Cádiz). La menor, de entre 16 y 18 años, que no estaba de acuerdo con que la hubieran enviado a su habitación, por mal comportamiento, le propinó un puñetazo en el ojo. Si el directo al rostro, a tenor de las imágenes ejecutado con gran precisión toma una dirección descendente le habría dejado rota la nariz. Tiene narices la cosa. Las declaraciones de Daliana, en un vídeo grabado por internet en el que nos muestra su ojo morado, son lúcidas, a pesar de encontrarse seriamente tocada: "Ya no son de familias desfavorecidas o desestructuradas, sino que son más de clase media alta y alta.., A estos menores se les regala todo a cambio de que no molesten.., los niños necesitan atención y normas". A mi personalísimo juicio, demasiado diplomática ha estado la educadora, convertida ocasionalmente a sparring, en sus proporcionadas y atinadas valoraciones. Yo me hubiese ciscado seguro, en su acepción soltarse el vientre, pero en este caso de manera voluntaria. En fin, esto es lo que hay Zapatero, el impulsor de abolir el sopapo a los mocosos.
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