En recuerdo a Manolo, del colegio La Vallina
En la mañana del 12 de julio, rodeado de los suyos, fallecía en Gijón Manuel Artime Suárez, “Manolo” para todos los que le conocíamos.
A las pocas horas de su fallecimiento, el colegio La Vallina colgaba en su página web un bonito recuerdo suyo. Pasados pocos días, el Club Villa de Luanco manifestaba su intención de denominar “Manolo Artime” el I Torneo de pádel en Luanco.
Seguro que Manolo nunca pensó en homenajes, pero bien se los merecía todos.
Recuerdo perfectamente su primera entrada en el colegio La Vallina, un 9 de enero de 1987, después de las vacaciones de Navidad. Creo que en aquel momento pensamos que sería una persona más de las muchas que iban llegando.
Sin embargo, con el paso del tiempo comenzamos a darnos cuenta de que no era así. El claustro en seguida lo aceptó como uno de los suyos.
Educado y correcto, de carácter jovial y ameno, siempre con una sonrisa en los labios, pronto se fue ganando el afecto de padres, profesores y alumnos.
Trabajador incansable y servicial, estaba siempre dispuesto a ayudar. Prácticamente el colegio era su casa y su vida. Era el lugar donde le podías encontrar a cualquier hora del día y muchas veces de la noche.
Pero con ser enormes su colaboración y su trabajo, fueron sin duda su figura, su personalidad y su talante los que le convirtieron en un pilar del centro.
Manolo tenía, entre otras muchas cualidades, la de sintonizar fácilmente con las personas con las que convivía.
Realmente era nuestro nexo de unión diaria con la Escuela Infantil, Correos, el Ayuntamiento… era nuestro “embajador” en las instituciones de Luanco. Todos los caminos conducían a Manolo.
Nos harían falta cientos de folios para agradecértelo todo. Pero mira, decía Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: ésos son imprescindibles”.
Manolo, has sido imprescindible. Pero además lo fácil lo hace cualquiera. En las circunstancias difíciles es cuando las personas dan la medida de su propia talla. ¡Y vaya si has dado la talla!, porque mira que has vivido momentos bien difíciles en estos casi 30 años
Y ya me despido, Manolo. Breve es la vida que la naturaleza nos ha dado, pero el recuerdo de una vida bien aprovechada es eterno.
Por tu dedicación, tu entrega, tu lucha y tu trabajo.
Por el ejemplo que nos has dejado.
Por lo mucho que has contemplado a tu madre.
Por todo lo que has ayudado a tu familia.
Por lo bien que, junto a Cova, has criado y educado a tres hijas maravillosas.
Por la entereza y la serenidad con que llevaste tu enfermedad.
Por el bien que has hecho a la humanidad.
Querido y admirado Manolo, descansa en paz.
José Antonio López Cueva
Maestro del colegio La Vallina 1985-2011, Luanco
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