¿Tu pieza ya fue encajada?
Siguen cayendo y, sin embargo, no siento angustia, sólo supongo que me duele y lloro. Bueno, no sollozo, así que simplemente sólo salen lágrimas. ¡Pero... ya no salen!, cada vez duran menos.
Los demás piensan que pierde más quien más ha amado, quien más ha llorado... pues entonces perdí yo, pero yo am... más y llor... más, así que también pienso que soy más.
Y a pesar de esto, sigo creyendo en el amor, qué insensatez.
Es verdad que no me veo aquí, como me solía decir: “No pegas...”.
Pues sí. Pego con la canción que ahora escucho, me hace creer que el que la canta ama. Y pego con el libro que leía está semana tocando la arena con la mano que no sostenía el libro, también en él se narra un amor verdadero, aunque acaba mal... pero el amor no murió. También pego con lo que sentía siendo adolescente y con lo que soy ahora. Creo que, al menos, pego conmigo misma.
¿Acaso pegas tú conmigo? Más de uno y de dos pensó que no, ¡hasta tú!
¿Acaso somos adhesivos que pegar en una cartulina para rellenar los huecos vacíos? Antes, ¡que me arrojen a la basura por venir defectuosa o que me cambien por otra!
Al menos, mi color es más intenso, y mis salientes, formas complejas que no encajan sobre ese tapiz azul celeste de suaves contornos. Por eso a lo mejor me salen lágrimas, porque tú estabas sobre el tapiz y yo no encajé contigo. Cada vez salen menos, porque sí encajo conmigo...
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