El Sanatorio de Bustiello
Aquí hemos visto y denunciado en qué lamentable estado de abandono está este importante edificio que es parte integrante del poblado minero de Bustiello, al que le acaban de dar su apoyo de “conjunto histórico” la Universidad de Oviedo, el Instituto de Estudios Asturianos y la Real Academia de la Historia. Pues bien, después de este importante respaldo, que es definitivo, se hace más obligado aún la urgente e inmediata obra de reparación de este Sanatorio y la estatua del Marqués de Comillas, que aquí hemos comentado. Y también, ciertamente, de los cuarteles del Pedroso, que son igualmente afines al conjunto histórico de Bustiello. Cuya restauración sigue incompleta y hasta mal vista por los visitantes. Por todos, comenzando por sus habitantes.
Creo que de muy pocos es conocido de que, el Sanatorio, además de su función médica y sanitaria, era también colegio o escuela, cuyo profesorado lo ejercían las mismas Hermanitas de la Caridad que simultaneaban la enseñanza con el cuidado y atención al personal hospitalizado. Fue un buen colegio, no sólo para los niños de Bustielo sino también para los de Santa Cruz. Todos se educaron allí entonces. Pero antes, mucho antes, en el Sanatorio se instaló la clásica botica, creo que la primera farmacia que tuvo toda la zona minera, a la que el marqués de Comillas quiso dotar de todo cuanto pudieran necesitar sus trabajadores y familias para una mejor calidad de vida. Si la llamada Gran Farmacia de Gutiérrez, de Mieres, no fue antes, la de Bustiello sería entonces la primera en la comarca, en el supuesto también de que en Pola de Lena tampoco la hubiera. Por lo pronto, todas las recetas médicas de Ujo se despachaban en la botica del Sanatorio de Bustiello, y creo que también las del coto minero de Aller, en el que el prócer de Comillas llevó a cabo una gran obra social y humanitaria. Y ahí está su estatua, abandonada y hecha un asco. Como el Sanatorio, al que hay que darle vida y contenido. Un contenido cultural, naturalmente.
Sí, Hunosa tiene su responsabilidad en el abandono de Bustiello, pero muchísimo más la tienen los “mandamases” catalanes que siguieron al marqués, que liquidaron su obra social, su empresa Hullera Española, y aquí dejaron escombreras y silicosis.
Ricardo Luis Arias
Aller
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