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A Josechu y Adrián, y a sus apoyos

31 de Julio del 2017 - Sixto Fernández Porrón (La Fresneda)

Que la lucha por el poder en cualquier grupo humano es una evidencia, no es discutible. En los clubes de fútbol, en los de empresarios, en las asociaciones de vecinos y en cuantos colectivos aspiren a ejercer una actividad que permita, a pesar de ocasionales penurias, imponer autoridad en los demás. Y para conocer que políticamente son muy frecuentes los episodios de ese tipo, basta con leer con cierta frecuencia la prensa o ver los programas de televisión. Y lo son incluso en aquellos partidos políticos con mayor cohesión del bloque, con gran fuerza centrípeta alrededor de sus máximos dirigentes, como es el caso del Partido Popular o su antecesor Alianza Popular. De sus rifirrafes nos sirven de ejemplos los Cascos, H. Mancha, E. Aguirre, Soria, el propio Aznar, Ana Botella y otros muchos, por no hablar de casos tan sonados, en la extinta UCD, como el bien conocido de Adolfo Suarez, al que bailaron la silla sus compañeros más próximos hasta que se la quitaron, en una evidente prueba de deslealtad y un "quítate tú, para ponerme yo".

Pero vamos al grano en lo que de verdad me interesa comentar. Como militante socialista, contemplé con disgusto una situación desconocida en el Partido que se conoce como el "golpe de estado" del 1 de octubre de 2016, en un escenario lamentable, donde la sospechosa unanimidad de la mitad más uno del Comité Federal, logró convertirnos en el hazmerreir político del país. Mayor aún fue la risa cuando Verónica Pérez, la "máxima autoridad", se presentó ante toda España como si los demás órganos del Partido, y sus afiliados, fuésemos nada más que simples espectadores.

No vamos a repetir, por conocidos, los pasos que vinieron a continuación. Actitud de la Gestora, su parcialidad manifiesta en el proceso posterior que enfrentó, como principales protagonistas, a Pedro Sánchez y a Susana Díaz, con el complemento de Pachi López; a la defensa a ultranza de Susana por parte de la mayoría de los presidentes y secretarios generales de cada autonomía y provincia, a los rotundos apoyos editoriales de nuestra prensa más importante a favor de la candidata andaluza, a la presencia constante de los Felipe, Guerra, Rubalcaba, Zapatero y otros muchos en cada comparecencia de la misma y a la sorprendente pero efectiva revolución interna, generada por la mayoría de los militantes de base, en definitiva, al resultado final con Pedro Sánchez de nuevo Secretario General.

A partir de esa situación empiezan a darse casos curiosos de transformación ideológica, algunos tan llamativos como los de algunos de los mal nombrados "barones", ¿cuándo este partido perteneció a una estructura nobiliaria?, que afirmaban rotundamente dimitir con el resultado dado, y no solamente se niegan, al contrario, sino que ya aceptaron pactar en su gobierno con los "intocables" de Podemos en una transformación digna del mejor mago. Pero vayamos a lo que nos importa verdaderamente que es el futuro, principalmente el más próximo para nosotros, el del PSOE en Asturias.

Lo primero que necesitamos, admitiendo como es lógico la discrepancia y el debate de ideas y propuestas, es la admisión de los resultados por parte de todos los militantes y afiliados, empezando por los que tienen cargos de representación interna y pública. Que ello genere serenidad en las relaciones y diálogo constante, para enfrentarse a los muchos retos que tenemos y nos llegarán. Precisamos proyectos políticos claros, que entienda la ciudadanía, escuchándola constantemente y no permaneciendo en "doradas torres de marfil", o despachos rodeados de asesores bien pagados y nunca trabajados en otros campos, que viene a ser lo mismo. Sin representantes honrados en la gestión e incluso en su vida personal, no seremos capaces de alcanzar, ni mantener, el gobierno de los ayuntamientos, las autonomías o el país. La claridad del mensaje de los viejos socialistas fundadores de Partido nunca se debe de olvidar, al contrario, ha de permanecer vigente en cada paso que se dé; y tener siempre presente que el primitivo símbolo del Partido Socialista, a mí me sigue gustando mucho más que la rosa, era el yunque y la pluma, el trabajo y la cultura, y no los adornos florales.

En la campaña asturiana, entre Pérez y Barbón, aunque los candidatos guarden las formas, estoy viendo y escuchando demasiados enfrentamientos de algunos de sus partidarios en los periódicos y redes sociales, con encontronazos que llegan al insulto ocasionalmente, con la teoría que tener cada cual la verdad absoluta, sin entender y atender a los demás en sus ideas. Eso es justo lo contrario de lo que necesitamos realmente. Debates con propuestas, planteamientos de soluciones sociales, económicas y organizativas, es lo que verdaderamente precisa un proyecto político que se estime, nunca riñas de bar, ni descalificaciones en internet. Se demostrará quien es más de izquierda o menos, con las medidas que proponga o adopte en caso de resultar vencedor, que sean realistas y asumibles, no ideológicamente estupendas pero inaceptables con los recursos a nuestro alcance. Y, especialmente, no olvidando nunca que los adversarios reales son los demás partidos existentes, en su mayoría con ideas absolutamente contrarias o, aunque similares, con la intención de absorber nuestros votantes potenciales. ...sos son de los que nos tenemos que cuidar ante los ciudadanos, procurando no dar la imagen ni los motivos de alejamiento que dimos en nuestra historia reciente; no volvamos a caer en la misma desgracia organizativa y de pelea por el poder. Os pido, pues, a los candidatos y a los compañeros, que no nos ciegue la pasión del seguidor incondicional, que en algo tendrán razón los demás, en definitiva, que se debata como desearía cualquiera con sentido común y que gane el mejor. Y, como recomendación final de un viejo militante, nada importante y tal vez ingenuo, pero que mantiene la ilusión de una sociedad más justa y preparada ante los retos futuros, me permito parodiar unos versos muy conocidos del admirado "Martín Fierro": "Socialistas sean unidos/ ésta es la ley primera/ tengan unión verdadera/ en cualquier tiempo que sea,/ porque si entre ellos pelean/ los devoran los de afuera"... Y fuera hay muchos dispuestos a hacerlo!

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