Don Mariano en la Audiencia
No es conveniente que los compañeros de colegio saquen conclusiones precipitadas sobre ese compañero, también niño como ellos que, bien por su peculiar forma de caminar o por llevar unos inapropiados pantalones cortos por las rodillas, que en nada le favorecen, hacen mofa de él. A veces las apariencias engañan, nada es lo que parece y un tipo de características tan pintorescas incluso puede de mayor llegar a presidente del Gobierno, en este país, claro. Don Mariano Rajoy, al que todos creíamos desaparecido de la vida pública y los mal pensados que estaba preparando su defensa en un bufete de abogados reaparece rodeado de decenas de policías, que registran los bolsos de los periodistas (supongo que para protegerles de las ávidas manos de nuestro presidente), mantienen a los manifestantes con pancantas a raya y se cuelgan hasta de los tejados (supongo que para protegernos de nuestro presidente), para que don Mariano, declare como testigo en la sede de la Audiencia Nacional, por fin. Bien aprendida llevaba la lección, que le dicto su abogado, el avezado estudiante, que se enfrentó a los acusadores con oratoria presidencial: echó balones fuera separando política de economía; culpó a los que no están (Blesa y Rita Barberá) y que ya no pueden decir esta boca es mía, o a los que echó o se fueron (Esperanza Aguirre); la llamada, dando ánimos al tesorero Bárcenas al trullo, fue un acto reflejo de su extremada humanidad.
Entre un culebrón de amor venezolano de sobremesa y el merengazo político de la cúpula del PSOE, francamente, me parece más atractivo, mucho más original y preparado el guión del primero. La presidenta de Andalucía, la ambiciosa Susana Díaz, se siente despechada. Se siente andaluza dentro de una nacionalidad española y así se lo hace saber a Pedro Sánchez durante la clausura, en Sevilla, del 13 Congreso del PSOE de Andalucía. "No me hagas elegir entre el PSOE y Andalucía", dice la protagonista femenina del culebrón, que tiene el corazón partido en dos partes o nacionalidades. Mientras, Pedro, que estaba también en Sevilla se hace el longuis, aquejado a su edad de prematuros problemas auditivos. Y aguanta el tirón sin cargarse a la secretaria para no perder los votos andaluces de la ya no tan carismática Susana. De nada ha servido el aviso ni el golpe popular dado en la mesa electoral en las anteriores elecciones, porque ellos siguen con sus cosas habitando en las nubes, junto al olimpo de los dioses.
Estamos estos días de celebraciones institucionales. Si la democracia cumple los cuarenta para algunos mal llevados años de existencia, en cambio para los que no son partidarios de los cambios de imagen, de las cirugías y los retoques, goza de un aspecto saludable. Así, al natural lo ha puesto de manifiesto la ministra de Defensa Dolores de Cospedal en la celebración de los 40 años de la creación del Ministerio de Defensa: "Las Fuerzas Armadas están para proteger la soberanía de España" En clara alusión al travieso chico del flequillo, dispuesto a armar la marimorena, Carles Puigdemont. El combate puede ser bastante interesante de ver para los espectadores que estamos en cuarentena, pero peligroso y altamente explosivo. Al ser apartada Dolores de Soraya la de Defensa ya no sabe donde afilar las uñas.
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