¿Al servicio de los clientes?
Según la RAE, un banco es "una empresa comercial que realiza operaciones financieras con el dinero procedente de accionistas y clientes". Precisamente, los bancos tienen, entre otras, la función de almacenar el dinero de dichos clientes, pues sin ellos no les sería posible realizar ninguna operación financiera. Por tanto, los bancos se deben a sus usuarios; muchos presumen de estar a su servicio, aunque, desafortunadamente, esto se da cada vez con menos frecuencia.
El miércoles por la mañana me encontraba en CaixaBank; eran las doce en punto cuando entré a sus oficinas para realizar un trámite, y en la cola había más de quince personas esperando ser atendidas por el personal del banco. ¿El problema? Que solo había una señora en el mostrador. La directora del banco cargaba con un montón de papeleo ignorando por completo la situación, y el resto del personal, dos personas más, entraban y salían del banco y solo se encargaban de ciertas gestiones, por lo que las quince personas que estaban a la cola solo podían ser despachadas por la dependienta del mostrador. Era tan grave la situación, que una mujer estalló y dijo bien alto lo que todos pensábamos, que era una vergüenza que apenas hubiese personal, tratándose además de un banco que estaba en pleno centro de Avilés. Había personas que tenían que pagar una multa, otras que tenían que cobrar una pensión y muchos casos más, cada uno más urgente que el anterior.
CaixaBank no es el único banco que desoye a sus clientes; en muchas oficinas de Liberbank, el personal tradicional ha sido sustituido por pantallas donde el personal atiende a los clientes sin estar presente. Esto debió parecer muy moderno e innovador a los que tuvieron esta ocurrencia, que sin duda olvidaron que en Liberbank también hay clientes de edad más avanzada que pueden tener complicaciones con este nuevo sistema. ¡Y más en Asturias, la comunidad autónoma con la población más envejecida de toda España!
Salta a la vista que cada vez más bancos ignoran a sus clientes y hacen lo que les viene en gana sin tenerlos en cuenta, ¡y eso que les deben su existencia! Habrá que hacérselo ver, ¿no creen? Aunque, como dice el refrán, a cada cerdo le llega su San Martín.
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