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Gorriones y buitres

8 de Agosto del 2017 - José Viñas García (Oviedo)

Los mismos que abogan constantemente por la igualdad, al mismo tiempo defienden la competitividad cómo única forma de progreso; dejar que fluya la economía en un mercado libre sin ataduras; quedando en manos privadas la distribución sin aranceles (los productos chinos son la prueba) hasta el control de calidad, seguridad y derechos humanos, los estados casi se desentienden de ellos por las presiones y ataduras económicas con esos países de procedencia, donde todos son conscientes de permitir la entrada de productos provenientes de explotación de trabajadores. Ese es el principio de todas las desigualdades, alentado desde los mismos que luego aprobarán leyes encaminadas a defender la igualdad de boquita para afuera. ¿Ven contrasentido mayor? Cuando los países y empresas para sobrevivir deben ser más competitivos que los demás, ya estamos escribiendo sobre papel mojado todas cuantas leyes de igualdad, de derechos y protección aprobemos ¡de nada servirán! Los fuertes, inteligentes y sanos vivirán, el resto sobrevivirán a duras penas y morirán de empacho de escuchar las buenas intenciones de los "queda bien" ¡¡todo por mantenerse en el poder!!

Dejar todo en manos de empresas privadas, que las mismas dispongan de sus propias posibilidades y negocio, ya estamos marcando desigualdad; si fuera necesario se comerán las unas a otras, persiguiendo y repartiéndose los esclavos (trabajadores de salarios bajos) que les abaratarán los artículos. Si añadimos una reforma laboral cómo la del PP, ya estamos propagando un sistema desigual desde el mismo poder. Cómo ven, explayan la igualdad de boca pa´ fuera, solo es cuestión de "quedar bien".

Mayor desigualdad que los mismos que cobran sueldos súper millonarios marcan las pautas económicas para el resto con: sueldos y pensiones de miseria, y les escuchas sin que les caiga la cara de vergüenza a estos sinvergüenzas, que un salario mínimo de 1.000 euros es inasumible para que las empresas o el país sean competitivos: ¿hasta dónde puede llegar esa competitividad antes de dejarnos a todos en el fango peleándonos por los salarios y productos más bajos y competitivos?

Mayor desigualdad que ver cómo los españoles nos estamos convirtiendo en médicos, enfermeros, camareros, limpiadores de mierda de bajo coste, para que el turista venga aquí sin límites, sin normas, sin freno a tanto desmadre, sin reglas de convivencia y comportamiento. Les salimos regalado ser sus servidores, sólo porque hay que defender tal negocio (todo por el 15% del PIB) en manos de empresas turoperadores alóctonos que invaden, echan o complican la vida a los autóctonos. A nuestros políticos, no les importa devaluar la dignidad de todos los españoles, que tienen que atender, padecer y consentir los comportamientos y excesos de perfectos energúmenos que allá en su país jamás se le permitiría ser de tal piltrafa y tener tan barata la bravata. Mientras los trabajadores y vecinos de esos lugares no encuentran piso adecuado a su sueldo, ya que están destinados a acoger turistas sin control y medida.

No soy localista para nada, defiendo un mundo global, la tierra es de todos. Pero cuando ocurre lo que pasa, y los que vienen se convierten y comportan cómo lo harían las plantas invasoras ¡no! Pueden venir todas las personas que quieran, tengan poco o mucho dinero para gastarse, pero exigirles comportamiento, convivencia y respeto a las normas y leyes que nos marcamos aquí. Debemos ser hospitalarios, pero imbéciles ¡no!

Pretendemos hacer que todos seamos iguales, todo de boquita para quedar bien; es que no somos iguales, ni ante la ley; que es la desigualdad más intolerable e insultante.

Creo que la igualdad en este mundo jamás existirá, podemos vestirla de leyes de todo tipo, disminuir injusticias, proteger a los más débiles, darles apoyo y castigar a los energúmenos que abusan y discriminan sin motivo; pero no podemos engañar y engañarnos a nosotros mismos; uno es tratar de corregir injusticias y abusos de todo tipo, y otro decir que están trabajando por la igualdad entre desiguales. Los gorriones jamás podrán competirles a los buitres carroñeros, solo educando a los últimos desde la infancia, alcanzaremos todas esas falsas expectativas que por ahora son simplemente un "quedar bien".

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