Esti pillola, y fizo bien
Los romanos, entre otras cosas, nos dejaron acuñada la famosa frase de: “La mujer del César, además de honrada, tiene que parecerlo”. Me trajo esta frase a la memoria la noticia publicada en LA NUEVA ESPAÑA del domingo 13 de agosto, según la cual don Antonio Trevín, recientemente dimitido del Congreso como diputado del PSOE por Asturias, resulta que está a punto de incorporarse a la compañía Asturias de Laminados, afincada en el concejo de Lena, como directivo de la misma.
Uno desconoce los detalles de todo este asunto, por tanto le resulta difícil opinar a ciencia cierta sobre si es, o no, merecedor del puesto que se anuncia que va a ocupar, según se dice, a partir de septiembre, pero viendo que lleva tantos años vinculado a la política y siempre volando tan alto, es para pensar que algún tipo de apaño, tipo pago de favores, puede haber por el medio. No pretendo afirmar nada al respecto, pues nada sé, pero en esto de la política llevamos viendo y viviendo tanto y tan extraño que ya no le queda a uno capacidad de asombro para casi nada; aun así hay cosas que cantan tanto y tan alto que es difícil no asombrarse al ver cómo pasan o discurren.
Este señor, según leo en su biografía, saltó a la política desde su honroso puesto de maestro o profesor de Enseñanza Primaria y tuvo la suerte o la habilidad de ir escalando en las filas del PSOE hasta tocar prácticamente todos los instrumentos de esa especie de sinfónica de la política, dirigida por verdaderos maestros, o más bien magos de lo imposible. Ahora, tras años y más años cobrando del erario público en puestos bien remunerados, resulta que decide apartarse de la política y, ¡curiosa casualidad!, en esta Asturias sobrada por todas partes de puestos de trabajo y loca por encontrar profesionales que dirijan sus empresas, este señor que viene de la política pues resulta que se encuentra con que hay una empresa de laminados, algo como ven muy similar a la enseñanza, que, según parece, considera que es la persona idónea para incorporarse a la misma en el staff directivo. Señores lectores, si ustedes perdieron la fe por los juegos de azar, vuelvan a ellos, la fortuna existe, y llega cuando menos se lo esperan. Pregúntenselo a este señor, verán que los milagros existen. Con todo el respeto hacia este señor, yo creo que más de un mal pensado como yo ya estará diciendo con cierta sorna: “¡Trevín, Trevín, que se nos ve el plumerín!”. Nada nuevo bajo el sol. Por ahí circula a modo de chascarrillo algo que viene muy bien al caso y dice medio en bable: “Del cielo cayó una cabra con un cartel que decía: el que me pille, pa él". Pues ya está, esti pillola, y fizo bien.
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