Todos sabemos lo que pasa en la sanidad
Las comisiones de investigación que se montan los diputados no sirven nada más que para perder el tiempo, los unos y los otros; nada esclarecen jamás. Si los acusados y testigos ante un juez mienten, qué no harán ante políticos disfrazados sin toga, sin más jurisdicción que concluir rellenando unos folios para justificar el tiempo perdido.
Señora Carmen E. Pérez, echa contra los componentes de la comisión por intentar esclarecer, según usted, corruptelas, tratos de favor, desvíos de pacientes de privadas o viceversa (dice: se hurgaban pruebas de podredumbre y no se hallaban). ¿De verdad usted está dirigiéndose a los ciudadanos públicamente en este medio diciendo que no existen tratos de favor y desvíos de pacientes? ¡Usted los trata de imbéciles! No ve que los cueles, amistades y familiares de profesionales todos los sabemos y usamos.
A ver, señora Carmen, dígalo y repita por este medio, otra vez, que en nuestra sanidad pública ¿usted no ha visto tratos de favor, cueles a montones y preferencias de clientes de privada?
No es nuevo. Le contaré algo, hace más de veinte años tenía que operarme y para que no pasara las Navidades averiado una amiga enfermera (una simple enfermera, qué no hará un médico, político o personajes con influencias) me dijo que subiría conmigo a hablar con el cirujano que me quería operar para mediados de enero. De primeras, dijo que no tenía quirófano, espacio y tiempo hasta esa fecha, hasta que mi amiga enfermera habló, le soltó delante de mí: “Cuando te interesa buscas fecha, sobre todo si es algún cliente de tu privada o enchufado, así que quiero que este amigo sea operado antes de Navidades”. ¿Sabe? A los siete días estaba operado, cuando se supone que debiera esperar dos meses por atasco general. Podría poner, como todos, más y más ejemplos, pero mejor que ustedes no pierdan la vergüenza negándolo, y pónganse a disminuir las listas de espera. Seguirán con sus costumbres y prebendas, ya que no encontraremos testigos consistentes para cambiar nada, pero hagan algo, de lo contrario ya no es cuestión de comisiones, sino de Juzgados.
Lo simpático de todo es que ignoran que todos hemos formado parte de esta farsa, todos sabemos de qué hablamos. ¿Voy a declarar en contra del profesional que me adelanta a siete días lo que sin él debería esperar siete meses? ¡Ya sé! Deberíamos de hacerlo, ya que perjudica a otros. Le diré que un familiar ingresa no hace muchos meses, el compañero de habitación nos contó, qué coincidencia, que llevaban meses dando tumbos por los hospitales, acudió a consulta privada del médico de turno que compagina con la pública y en dos días lo ingresó para hacerle pruebas concluyentes importantes y operar si fuera preciso. ¿Deberíamos denunciarlo? ¿Deberíamos denunciarnos a nosotros mismos que, conocedores de cómo funciona nuestra sanidad, recurrimos a amistades con profesionales o en su consulta privada para que nos aceleren lo nuestro?
Todo eso que dice lo sabemos: población envejecida, muchas enfermedades crónicas y falta de personal. Lo que no sabemos es por qué nadie hace un informe claro donde exponga el organigrama funcional, el personal y los medios necesarios para disminuir las listas de espera.
Señora Carmen, es socialista ¡por favor, no camufle y esconda vergüenzas! Dice que no hay nadie que espere más de ciento ochenta días para operarse (seguro que sí). Pero incluso ciento ochenta días para muchas enfermedades creo que es jugar con la vida de personas. Luego eso de la satisfacción: ustedes juegan con lo más íntimo, cuando están indefensas mental y físicamente las personas, que en ese momento se agarran a un clavo ardiendo, y cuando alguien las saca del apuro ¡claro que todo les parece imponderable!
No se queja nadie de malos profesionales, sino de la dejadez de unos y la complacencia de muchos.
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