¡Olé tus decisiones, Juana Rivas!
Las revelaciones que está ofreciendo la madre más famosa de España, Juana Rivas, huída con sus dos hijos, son el fiel reflejo de una víctima de violencia machista. Sumisa y titubeante ella, pero fuerte en algunas de sus actuaciones. Solo así es posible entender la capacidad de aguante que le permitió sobreponerse al maltrato al que estuvo sometida por parte de su ex marido, Francesco Arcuri, italiano, padre de los dos niños al que Juana se niega a entregar.
Esta señora, natural de Benalúa de las Villas, donde todo el mundo parece apreciarla, se marchó muy joven a la capital, Granada. A los 17 años comenzó a ejercer como dependienta en una lencería para pasar a continuación a hacerlo en El Corte Inglés.
Con 23 años, se fue a tierras inglesas a aprender el idioma. Y es en Londres donde conoció a Francesco Arcuri, y tras un año de convivencia la pareja se trasladó a Granada donde nació su primer hijo. Cuando éste no había cumplido los 3 años, ella, por voluntad propia, decide poner fin a la relación sentimental para así terminar con la "situación de maltrato" a la que estaba siendo sometida.
Circunstancialmente, un buen día, abriendo su propio negocio de productos ecológicos, se encontró con una amiga y le pregunta, entre otras cosas, por qué tiene la cara hinchada. Juana le cuenta a su confesora el porqué de sus magulladuras y la buena amiga le aconsejó que fuera al médico. Así lo hizo y una vez allí, el sanitario que la atendió actuó de oficio y dio parte a la policía por tratarse de un caso de agresión.
El ex marido de Juana Rivas, Francesco Arcuri, resultó ser muy celoso y constantemente amenazaba a la mujer cuando le hablaba de separarse: "Te arruinaré la vida con abogados, tengo dinero", le decía.
El municipio de Aracena, en Granada, al que se trasladó Juana Rivas, la mujer que permanece ilocalizable desde que hace más de tres semanas incumplió la orden de entregar a sus hijos al padre, ha aprobado una declaración institucional en su defensa y ha pedido celeridad en la resolución de este caso. El Consistorio considera que la situación de Juana Rivas, "víctima de violencia machista", exige la toma de medidas urgentes frente a lo que considera "a todas luces" una resolución judicial injusta.
Este patético caso de Juana Rivas sigue haciendo correr ríos de tinta y no es nada extraño que así sea: una vez más vemos cómo la justicia está fallando estrepitosamente. Que una jueza obligase a dicha señora a entregar a sus hijos al padre de ambos niños que fue condenado por malos tratos, es como para quedarse cuando menos estupefacto. Y máxime cuando algunos políticos insisten en que se están tomando medidas para erradicar esta lacra que por desgracia sigue siendo noticia en nuestro país casi a diario.
Personalmente creemos que Juana Rivas está haciendo lo que cualquier madre responsable haría en su caso: desobedecer la orden de una jueza y ocultarse con sus hijos, por estimar que existe una decisión judicial injusta. Está comprobado que en ocasiones la justicia es ciega, pero con bastante agudeza visual para lo que quiere ver. Puede decirse, además, que en muchos casos como éste, el sistema judicial imperante hoy en España, está obsoleto e indefectiblemente lento.
Por ello, ¿no unimos al caso y dejamos a Juana Rivas que siga en nuestra casa?
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