Que la prensa escrita dure mucho
Martin Baron, director del “Washington Post”, en una entrevista que sostuvo hace un tiempo con Carlos Herrera, ya manifestó: “El periódico de papel desaparecerá, aunque no sé cuándo”.
Es evidente que el avance tecnológico es imparable pese a la creencia de que la información digital adolece de calidad. Porque ¿se informa uno bien a través de un móvil leyendo titulares? El citado Martin Baron, por su experiencia norteamericana, argumenta que ya hay muchos ciudadanos que sí leen artículos de opinión o grandes reportajes en las tabletas y en los ordenadores. Creo que en España no son tantos y sí, por el contrario, son muchos los que sólo leen noticias superficiales.
Lo que también debemos preguntarnos es si con el periodismo digital la Prensa dejará de ser el “cuarto poder”, como se dice. Khaterine Graham, que fue dueña y editora del “Washington Post”, siempre estuvo en desacuerdo con esa descripción. Sostenía –refiriéndose siempre a la prensa escrita– que “no podemos ser un componente más del poder político y, por tanto, no rendirnos con armas y bagajes a ese poder”. Hay que estar al servicio de la sociedad. En cuanto a la verdad y la objetividad, son los lectores quienes deciden. Creemos, sin ninguna sombra de duda, en aquellas noticias que están de acuerdo con nuestros idearios y ponemos en cuarentena las que no lo están.
De ahí que los periódicos, para contentar al mayor número de lectores, utilicen una equidistancia “democrática” ofreciendo la verdad, pero al mismo tiempo la mentira; o sea, la posverdad.
Personalmente, a fuer de sincero, espero que el adiós definitivo tarde en llegar lo suficiente para que los lectores como yo, habituados al roce de los dedos con las noticias impresas, hayamos desaparecido. Y que esto se retrase mucho tiempo en venir.
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