Migraña de urgencias
Me dirijo a ustedes para realizar una denuncia públicamente, ya que resido en Oviedo y leo asiduamente su periódico.
Hace pocos meses, en mayo de este año, leía un reportaje titulado “Diferencias entre el dolor de cabeza y la migraña”. Y sobre mi migraña quería hablar, no sobre la enfermedad en sí, sino sobre lo que me pasó la madrugada del domingo, día 20 de agosto de 2017, sobre las 6.36 horas.
Vómitos, diarrea, dolor de cabeza insoportable. Estoy descompuesta y sola en casa.
Primera llamada a los servicios de emergencia: me atienden estupendamente y con muchísima profesionalidad. Ellos me derivan a una persona sanitaria, que es la que decide si es una emergencia o qué indicaciones debe seguir el enfermo. Una vez que le explico al doctor mi situación, me contesta que él no se va a desplazar por un simple dolor de cabeza, que me vaya al centro de salud de La Lila. Le digo que por mi situación no puedo, pero se niega. Cuelgo. Y repito la operación dos veces más. Esta tercera vez, y después de hablar con el mismo doctor todas las veces obteniendo la misma respuesta, las contestaciones de él empiezan a empeorar. “Nadie está de baja tres meses por un simple dolor de cabeza”. “Entonces, a ti quien te hace la compra si no te puedes mover”. “Tienes 32 añitos, puedes desplazarte”. Y mientras yo seguía llorando y suplicando ayuda.
Aquí quiero hacer un parón y citar lo que dijo la neuróloga Patricia Pozo, especialista en la materia, “los ataques son muy incapacitantes ya que un día con migraña no permite realizar las actividades habituales. La OMS considera que un ataque de migraña es tan discapacitante como una tetraparesia –disminución de la movilidad en manos y piernas–”. Pues no, según este doctor no era así porque yo me encontraba en perfectas condiciones y de esa forma deja constancia en el informe.
Cuarta llamada a emergencias: explico que el doctor no quiere desplazarse y que, por favor, que me ayuden. Me preguntan que si quiero ir al hospital y ante mi respuesta afirmativa dicen que me mandan una ambulancia. Al poco llaman a la puerta y al abrir entra el doctor riéndose y comentando que me ve perfectamente. Me inyecta algo que me para los vómitos. Y me deja allí. A las pocas horas entro de nuevo en urgencias con unas décimas de fiebre y con los mismos síntomas en los que llamé la primera vez.
Esta es mi historia. Y esto es a veces lo que pasa por el hecho de que algunas personas, incluso médicos, piensen que unas migrañas son un simple dolor de cabeza. Mi caso no es especial, pero no quiero que nadie de ninguna edad que se encuentre en estas situación se le deniegue ayuda por desconocimiento de una realidad que vivimos miles de personas.
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