El carnicero
Los atentados de Barcelona parecen tener más capas que una cebolla. Ahora se descubre, aunque mucho antes se tuviera constancia de ello, que el imán de Ripoll Es Satty fue adoctrinado por un carnicero barbudo de Vilanova i la Geltrú, casado con una noble inglesa, culta y refinada, que fue educada en la Universidad de Londres, convertida al islam. Mohamed Mrabet, de 48 años, carnicero de profesión, presidía de día una mezquita y de noche dirigía un grupo de Al Qaeda que se hacían llamar “Los Sin Vicio de Occidente”. Una parte de su extensa nomenclatura que nada tiene que ver con Sid Vicious, que era integrante del grupo punk “Sex Pistols”. Durante años y en absoluta impunidad envió a la muerte en Irán y Afganistán a un largo rosario de voluntarios que pasaron por su casa. Una célula cuyos integrantes estaban unidos a otra cantera de yihadistas en Santa Coloma de Gramanet. Vamos, que éstos andaban por España como Pedro por su casa. El carnicero, en su doble vida, sabía mentir muy bien, ya que su esposa, Virginia Pood, se ha quedado estupefacta.
Claro. Caí en la cuenta de que ése es el problema. Que como no nos hablaban castellano, en cristiano para que todos lo entiendan, no captábamos el significado del mensaje. Ahora sí, el ISIS ha grabado un vídeo, que circula por internet y que todos podemos ver, esta vez grabado como Dios manda. Con acento árabe pero en castellano dos fulanos, uno con la cara cubierta con un pasamontañas y fusil al hombro, Abú Salman “el Andaluz”, y el otro, Abu Lais, apodado “el Cordobés”, éste a cara descubierta, proclaman que “Con el permiso de Alá, Al Ándalus volverá a ser lo que fue, tierra de califato”, dice convencido “el Cordobés”. Después entra en plano “el Andaluz”, el del pasamontañas, que recalca en las redes sociales a sus partidarios hacer la yihad o llamamiento a la guerra contra los cristianos españoles. ¿Y qué hacen mientras tanto los cristianos Rajoy y Puigdemont (que llenó Cataluña preferentemente de árabes y no de sudamericanos ya que eran más fáciles de adoctrinar, ya que no dominaban el idioma español)? Pues ellos siguen a lo suyo, en su arrebatadora lucha particular, como el incansable conejito de las pilas, por colgarse cada uno las medallas ganadas (merecidamente) por la Policía en los atentados.
Aunque no guarden ningún parentesco con el ministro De Guindos, algunos parecen haberse caído de este árbol, el guindo, que como el cerezo, pertenece a la familia de las rosáceas. “¿Cómo puede ser, Younes? No he visto a nadie tan responsable como tú...”, dice la educadora social de Ripoll, que trabajó con algunos de los miembros de la célula terrorista que atentó en las Ramblas. El tal Younes, autor del atentado y al parecer buen estudiante, caminó tres días solo en su huida, antes de ser abatido. ¿Qué pasó por su cabeza durante su último paseo por un callejón sin salida? Nunca lo sabremos, ni lo entenderemos. Somos tan ignorantes y tan prepotentes que pensamos que nuestros semejantes son todos iguales a nosotros, esto es, pequeños satélites que nos acompañan, girando en la órbita de Occidente. La medida tiempo-espacio, el carácter de las gentes, la idiosincrasia de las distintas culturas son diferentes. La capacidad de engaño que les permite ganar nuestra confianza para pilotar y estrellar trenes y aviones.
Para qué voy a romperme más la testa pensando “no merece la pena, ya está rota”. El muerto al hoyo y el vivo al bollo. En Ripoll opinan que hay que renovarse o morir. Ya tienen un nuevo asunto por el cual preocuparse más novedoso que el de contar más víctimas inocentes de la barbarie yihadista que no puede esperar, que es la pretendida camiseta con la foto de Trapero con la frase famosa (que queda bien para un tuit): “Bueno, pues molt bé, pues adiós”, que el Major de los Mossos pronunció en rueda de prensa en contestación al periodista que le afeaba que hablara catalán. Ahora todos los habitantes del pueblo español nos entendemos, pero en la lista de espera hay gente que desespera. ¿Para cuándo estarán ya listas las camisetas? No se hagan esperar.
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