Los ruedos de José Tomás
Se ha llegado a ensalzar a José Tomás hasta el máximo por sus fechorías dentro del ruedo. También se le ha ensalzado fuera del ruedo, y parece ser que en ese terreno carece de la frivolidad que ostentan sus compañeros matadores. Personalmente me importa bien poco lo que haga este «señor» fuera del ruedo, pero me importa y mucho lo que hace dentro.
José Tomás sabe perfectamente o debería saberlo que el toro es un bóvido, herbívoro de carácter apacible y con sistema nervioso capaz de sentir y sufrir igual que nosotros. Sabe que su apariencia excitada al entrar a la plaza se debe a que se ha pasado horas a oscuras, se les han afeitado los cuernos o quizá sea a uno a los que se le han cargado pesados sacos de arena sobre el lomo o demás atrocidades. Ese toro tan sólo busca un lugar por donde huir. José Tomás sabe que el toro sufre cuando su compañero que trabaja de picador a caballo clava la puya en el lomo del animal destrozándole los músculos que mantienen su cabeza erguida y provocándole una considerable pérdida de sangre. José Tomás sabe que el toro sufre cuando otro compañero que trabaja con banderillas acabadas en forma de arpón se las clava con el fin de que las heridas se abran a cada movimiento. José Tomás sabe lo que sufre el toro cuando él mismo, el matador de matadores, pretende con la espada matar al toro de una estocada en el corazón y, sin embargo, hasta el dios José Tomás no acierta y le perfora, en cambio, los pulmones, que se encharcan con su propia sangre asfixiándolo. No es raro que el toro, aparentemente muerto, debido a la parálisis que le provoca la herida en la médula espinal causada por la puntilla, siga vivo y consciente cuando le cortan las orejas y el rabo. No me importa lo poco frívolo que sea José Tomás fuera del ruedo, me importa lo que hace dentro y le recuerdo a él, a sus compañeros de faena y a sus simpatizantes lo que dijo el premio Nobel de Literatura de 1998, José Saramago: «Si tú estás disfrutando con el dolor, disfrutando con la tortura, te gusta ver cómo está sufriendo ese animal... entonces, no eres un ser humano, eres un monstruo».
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