Un par de verdades
Todos aparentamos ser una persona diferente a la que somos. Nos comemos el papel de ser humildes, honestos y hasta respetuosos sobre los demás. Nada es cierto, todos sabemos que son puros engaños. Varios tipos de personas creen que son el ejemplo de un buen ser humano, pero la verdad es que todos intentamos serlo pero nunca llegamos. Pocas personas son sinceras y dicen lo que en verdad sienten y lo que son ciertamente. Fastidia la gente que dice ser un papel que no es y aun peor cree ser el mejor por ello. Pero es la realidad, el mundo está lleno de engreídos que lo único que piensan es satisfacerse materialmente; para todos la vida es un círculo vicioso donde el centro sólo es el yo, el cual implica que sobre todas las cosas que sucedan uno está primero ante el mundo.
No podemos juzgar a nadie sobre ello, pues todos en el fondo pensamos por igual. No toda la culpa cae sobre nuestros hombros, lamentablemente la sociedad obliga a que seamos egoístas, ¿o acaso no nos dan ese ejemplo? Globalmente somos unos títeres trabajando para los más ricos; ellos son los que impulsan la gran injusticia que existe. Las más grandes potencias del mundo son por igual de destructivas, vemos cómo poco a poco el dinero les ha consumido su cerebro y cómo están acabando con el mundo. Hacen y deshacen a su antojo. Nos creemos sufridos por la vida que llevamos, sin levantar la cabeza viendo cómo otros más ligeros roban y hacen la diferencia, pero no tienen superpoderes, tienen los mismos pies y manos, hasta la misma capacidad de pensar.
Somos nosotros quienes podemos cambiar eso; sin embargo, nos gusta ser manipulados porque nos creemos poco como para derrotar estas grandes potencias. Damos lástima, pero es la simple realidad. Lamentablemente, nuestra felicidad se reduce a una moneda o un papel con valor, un billete. No digamos que la felicidad no es el dinero ¿o su meta cuál es? La mayoría de las metas es poder tener dinero y “vivir cómodamente”, lo cual implica tener tele LCD, ordenadores avanzados, portátiles, tener un auto, tener una casa cuanto más grande mejor, hasta un somier en nuestra habitación. ¿Acaso es mentira? No podemos evitar que de alguna manera el dinero sea parte de nuestra felicidad, estamos obligados a que forme parte de ella, pues en la sociedad sin dinero no podemos vivir. Y aquí estamos actuando en una película llamada vida. Jugando al papel de títeres de demás personas por una remuneración que vale nuestra felicidad. Perdiendo por completo el significado de la confianza.
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