Eduardo Zulaiba
Ha sido hasta ahora el cura párroco de Moreda y Caborana, pueblos alleranos importantes que ocupan un lugar destacado en la historia del carbón en nuestra región, historia con un triste e injusto final, al dar cerrojazo el Gobierno a la explotación del carbón asturiano. ¡Qué putada, Mariano! Si antes ya era problemático el porvenir y futuro de nuestros jóvenes, ahora lo es mucho más. Y esto no parece importar a nadie, ni ahora ni antes. Antes, sobre todo, en que gobernantes, políticos y empresarios tenían que haber buscado, como fuera, una alternativa al carbón. Y nadie lo hizo.
Y con esta lamentable y triste perspectiva, un día fue designado cura párroco de Moreda Eduardo Zulaiba, muy joven pero con un gran deseo y entusiasmo de llevar a cabo su cometido tanto religioso como social. Y lo ha conseguido, tanto en la parroquia de Moreda como en la de Caborana, que le fue también adjudicada cuando la dejó su anterior párroco, don Francisco G. Llamas. Últimamente, y ante la escasez y falta de sacerdotes, le endilgaron también a Zulaiba las parroquias de Murias y Santibáñez, en el valle de Río Negro, otro hermoso medio rural allerano, cargado también de historia y tipismo. La brega ha sido dura para Eduardo, pero él la ha llevado con el interés y entusiasmo que le caracterizan, que son de una verdadera ejemplaridad.
Su nuevo destino es ahora Gijón, la importante parroquia de La Calzada, creo que con unos 30.000 feligreses, toda una gran familia obrera y trabajadora, en la que su nuevo párroco va a echar el resto de su entrega y entusiasmo, tanto en lo religioso como en lo social, sobre todo en esto último, tan importante y necesario hoy. Sí, porque la vida social del hombre –y de la mujer, naturalmente, porque ambos son portadores de la vida–, al margen por completo de toda ideología política, significa convivencia y solidaridad. Y la paz social, el completo. Y en lo que a lo social se refiere, hay que destacar también las comisiones que Zulaiba formó para atender y remediar necesidades en sus parroquias, contando con la colaboración, desinteresada y valiosa, de unas buenas personas, mujeres y hombres, dignos del mayor elogio y gratitud. Obligado se nos hace recordar al respecto a Eloy Martino, designado cura párroco de Moreda después de nuestra guerra fraticida, y que fue el primero en realizar allí una importante y ejemplar obra social, sobre todo con los jóvenes y familias tan necesitadas entonces con la hambruna que se padecía.
Ciertamente, el tema social, hoy, es importante y apasionante, y a todos nos debe preocupar y de una manera preferente a todos los demás, pero “descafeinado”, sin que ideología política alguna lo pueda pervertir o envenenar, en detrimento y perjuicio de esa convivencia y solidaridad que enriquecen y hacen grandes a los pueblos. Lo contrario, políticamente, los divide y destroza por completo. Y la buena y ejemplar labor social iniciada ayer por Eloy Martino en la parroquia de Moreda, la supo hacer hoy suya y continuarla Eduardo Zulaiba, y también en la parroquia de Caborana. En su nueva parroquia de Gijón, mañana, seguirá en su lucha social por una feligresía mejor, unida y solidaria.
Sus feligreses alleranos despiden a Eduardo Zulaiba el sábado 9 de septiembre, con una comida que va a ser multitudinaria.Pero antes, él, a la una, dirá su última misa aquí, en Moreda, que será también numerosa y sentida, emocionada, con alguna lagrimina. Con su fácil y documentada palabra, Zulaiba hablará por última vez a sus feligreses, y aquí sí que él va a hacer suyas también esa emoción y lagrimina.
Y esta cita de Henry W. Longfellew: “Cuando una persona se tiene que ir del lugar en el que ha sido un ejemplo de convivencia y vida social, su buen hacer y recuerdo se quedan allí para siempre”. Y esto es lo que deja el sacerdote Zulaiba en las parroquias alleranas en las que ha ejercido su ministerio con la mayor ejemplaridad.
Ricardo Luis Arias
Aller
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