LA NUEVA ESPAÑA, algo nuestro
Este diario (LA NUEVA ESPAÑA) tiene algo, un atractivo que no encuentras en otros periódicos de tirada nacional. Además de informar y amasar la opinión sin manipulación, se percibe diferente. Entre las manos La Nueva España es música aparte. Puede ser su formato, su tacto, el olor, o que envuelve muy bien los bocadillos desde siempre (si los andamios y las minas hablaran, dirían que están empapelados desde el primero, al piso más alto; que todas las plantas y galerías de cualquier pozo minero podrían estar revestidas con hojas de papel en doble capa). Todos llevaban el bocadillo envuelto en noticias frescas del día anterior, que muchas veces servía para librar debate político, deportivo o del caso latente en cuestión en esos 20 o 30 minutos de relax, para coger fuerza e impulso para la tarea que les esperaba a tantos y tantos trabajadores de éstos y otros sectores que también estarían encantados de darle un homenaje a las hojas de la LA NUEVA ESPAÑA por los servicios prestados.
Quizás este papel tiene aún más mérito cuando lo alaba un minero: al resistir humedad, los ratones que lo perforaban y las cucarachas que lo intentaban; la dificultad para releerlo a la luz de la lámpara encendida a plena oscuridad, con el polvo revoloteando y el grisú acechando.
No se usa ahora, creo, ya que los papeles de aluminio y otros similares se imponen en cuestión de envolturas, pero me parece que no es lo mismo, que deja mucho que desear en comparación al sabor que dejaba en el pan, chorizo, tortilla, jamón o tocino, esa impregnación de papel, letras y tinta, casi cocinaba el alimento en el trayecto desde casa al punto de trabajo, metido a presión en cualquier bolso de chaqueta o pantalón.
Este diario fue compañero de fatigas y una ayuda tanto física como mental para que el trabajo enorme de estos trabajadores conservara el alimento y despierta la mente con noticias de interés, sabiduría y buena opinión. Eran unos minutos de camaradería y buen empezar, 'Mens sana in corpore sano' por todo ello, espero que LA NUEVA ESPAÑA siga cómo prensa escrita por muchos años entre nosotros.
Un saludo a todos cuantos hacéis posible que cada mañana llegue a nuestras manos la información en un formato difícil de superar, ya forma parte de nuestra vida cotidiana, cómo el pan, la leche, el agua y el amor. Primero el desayuno, luego LA NUEVA ESPAÑA, y muchos, hacen posible compaginar ambos a la vez.
Un abrazo, amigos de la verdad.
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