La tomatina y el debate de Rajoy
Parece ser que para los responsables de TVE es mucho mas importante que los ciudadanos españoles veamos en directo la batalla de la tomatina que escuchar a la oposición política en el Congreso de los Diputados sacarle al señor Rajoy nuevamente a relucir los trapos sucios de la Gürtel y de la financiación ilegal del PP.
Esto tiene que ver con el corte de manga, y el secuestro a la libertad de expresión, que la TV pública, la que pagamos todos los españoles, hizo el pasado miércoles por la mañana, cuando se dedico a retransmitir solo la intervención de Mariano Rajoy en el Pleno extraordinario del Congreso sobre la financiación ilegal de su partido a través del llamado caso de la Gurtel, la cadena pública interrumpió la retransmisión que realizaba para ofrecernos en directo la batalla de la tomatina, algo mucho más importante y constructivo para el país, que escuchar a la oposición política: PSOE, PODEMOS y ERC , pedirle explicaciones a Rajoy.
Una vez más los ciudadanos nos hemos dado cuenta en manos de quién está la libertad de expresión en este país. Querer ocultar a los ciudadanos la parte del debate en el que intervenían los grupos de la oposición es un golpe de estado a la democracia y a la libertad de expresión.
La única tabla de salvación que nos queda a los ciudadanos es sintonizar otras cadenas de TV privadas, que esas al menos respetan un poco más el sagrado derecho que tenemos a una información veraz, objetiva, libre e imparcial. Que los medios de comunicación españoles, en una gran mayoría, están vendididos al poder político y económico es tan evidente como que mañana volverá a amanecer, pero también no es menos cierto que esa estrategia cada vez se les está escapando más de las manos a los poderes fácticos. La llegada de Internet y las famosas redes sociales están desmontando, afortunadamente, ese monopolio de la información teledirigida desde los despachos del poder establecido. Hoy cualquier ciudadano puede participar activamente con sus opiniones, sus críticas y sus experiencias personales en las redes sociales, creando opinión y debate sin fronteras, sin miedo a la censura implacable de los poderosos de la información, que cada vez pierden más credibilidad y menos confianza entre los ciudanos. Salvaguardar el derecho a la libertad de expresión es un deber y una obligación que todos los que nos sentimos demócratas debemos de defender, pues en ella, en la libertad de expresión, se sustenta uno de los pilares fundamentales de todo sistema democrático.
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