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Aldeas, rocódromos y buenas intenciones

26 de Enero del 2010 - Celia Ferrón Paramio (Oviedo)

Existe una leyenda, no sé si cierta o no, acerca de una ONG que llegó a un pueblo remoto de África, cargada de buenos propósitos y de ideas. Descubrieron que la única fuente que suministraba agua a la aldea estaba tan alejada de ésta que obligaba a las mujeres a salir de sus casas y caminar muchos kilómetros para poder beber, lavar la ropa y demás tareas. Esto no puede ser, dijeron los señores de ONG, la primera necesidad es una fuente cercana, en medio del pueblo, para relajar a estas mujeres de sus duros trabajos. Y se pusieron a ello. Volvieron a sus países, dieron charlas, conmovieron al mundo y recabaron fondos. Al año, una hermosa y reluciente fuente habitaba en el núcleo de la aldea, a pie de las chozas, a unos pocos pasos de sus casas.

Pero las mujeres no parecían contentas.

¿Qué ocurre?, preguntaron los oenegeros, decepcionados por la falta de muestras de alegría, después de tantas molestias y esfuerzos por su parte.

Nos gustaba ir a la otra fuente, contestaron ellas. Estaba alejada: salíamos de casa. Nos reuníamos. Charlábamos mientras lavábamos la ropa, alejadas de nuestros maridos. Era nuestro único rato de solaz, de comunión entre hermanas, de amigas. ¿Qué haremos ahora

Los oenegeros, avergonzados, agacharon la cabeza, mientras se lamentaban ¿porqué no se nos ocurrió preguntar?.

Y por lo que sabemos, las buenas mujeres no utilizaron la flamante fuente y siguieron acudiendo a la distanciada.

Se dice que el infierno está tapizado con buenas intenciones puesto que a veces las buenas intenciones están mal encaminadas. No dudamos de la buena intención del Ayuntamiento, del Plan E, de los señores, en fin, que tuvieron la idea del nuevo rocódromo de Rubín. Nos lamentamos de que ninguno de ellos preguntara a algún escalador, se informara de antemano, para crear un espacio que fuera útil, que sirviera de algo. Porque en Asturias las montañas están al alcance de cualquier pie o coche (las escuelas naturales de escalada de La Manzaneda o de Otura están entre 10 minutos y 20 en coche. E incluso existe un autobús que te lleva a la primera); porque en Asturias, lo único que te impide entrenar gratis en la montaña es la lluvia, que moja la roca; porque esa lluvia moja por igual la roca que un rocódromo descubierto. Porque, en fin, se ha invertido dinero en una pared que de poco va a servir de entrenamiento a los que practican este deporte.

Esperemos que se actúe de algún modo, que se intente paliar este desastre, o el rocódromo seguirá la misma suerte que el suministro de agua de la aldea africana: abandono, inútil, carente de sentido.

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