El año que viene, el valle de Samuño
Quisiera desde estas páginas agradecer a la publicación de Martín Manuel Martínez Tresguerres y agradecerle y sumarme, una a una, a cada palabra suya, recuerdos y sentimientos que comparto desde lo más hondo de mi corazón.
Yo también vengo de sangre minera, como tú, y mi abuela paterna, Amor (de la Moscosa), también fue aguadora (lavar carbón) como la tuya. No tengo el gusto de conocerte, aunque nuestros padres sí se conocen. Mi madre fue a la escuela con la tuya ¡ya ves! Y decirte que pensé que no encontraría a nadie que no viviendo en el Valle de Samuño, tuviera tanto cariño y respeto a esta tierra.
Yo nací en Pampiedra, pueblo al que adoro y al que siempre estaré unida. Allí aprendí los valores del cariño y el respeto a nuestros mayores, a nuestros vecinos y a nuestra tierra, fantástica donde las haya, y cuatro cosas tan simples nos calan tanto y perduran a lo largo de los años, tan y tan adentro, guardados con tanto cariño y respecto, es que nuestros mayores lo hicieron bien, ¡pero que muy bien!
Subir por el “caleyón” ¡qué dicha! Cada piedra que pisaba me acercaba más a mi destino. Ver el lavadero de la Tina, en el “praó”, recordando cuando el agua fría y cristalina resbalaba con el jabón entre mis manos y mi abuela pendiente de que no me mojara ¡ten cuidado! ¡no te mojes! (aun me parece escucharla y verla con el balde de ropa encima de la cabeza, todo un arte que aún hoy me parece que aquello era de heroínas…)
Cuando pasaba el prado, mi corazón latía tan fuerte porque sabía que estaba ya en casa y sólo me faltaba el cariñoso abrazo y los entrañables besos que encontraría al ver a mis abuelos, Carolina y Alfredo.
Por removerme el alma y los recuerdos, por todas y cada una de tus palabras, Martín, quiero sumarme a ellas, pedir para el año que viene, que este Valle de Samuño sea el premio al Pueblo Ejemplar. Vivió momentos de hambre y miserias, y cuando llegaban de otras partes de España a buscar el sustento ahí lo recibieron con los brazos abiertos.
Gracias a todos los que tienen estos sentimiento tan hondos y hermosos a esta tierra minera que me vio nacer. Ojalá dentro de un año se lleven el premio. Si no es así, ¡ánimo! Para muchos de nosotros ha sido y para siempre será, un pueblo ejemplar.
Gracias de corazón.
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