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Padre Ángel: ni profeta, ni fariseo

9 de Septiembre del 2017 - EMILIO LOPEZ (GRADO)

Conozco al sacerdote Angel García Rodríguez desde hace casi cincuenta años, perdí todo contacto con él durante mucho tiempo hasta reencontrarnos en Madrid, donde profundicé y conocí su obra, sus desvelos, dedicación y esfuerzo así como sus frutos. Siempre le he tenido por una persona buena, en el amplio sentido de la palabra; el simple contacto con él me irradia paz, me llena de esperanza y me transmite un inmenso deseo de entrega a los demás.

Recientemente he leído y oído halagos y descalificaciones y no me atrevo a decir cuales en mayor medida. Pero una en concreto me llamó mucho la atención, la publicada en LNE el martes 29 de agosto en la que cuestiona algunas afirmaciones sobre él: moderno, rebelde, insobornable, parece que no le gustan al escritor. Y manifiesta el firmante que estos calificativos no son propios de un sacerdote.

No se a qué tipo de sacerdocio se refiere porque según el catecismo de la iglesia católica, del que parece ser un buen conocedor, al entrar en el Pueblo de Dios por la fe y el bautismo participa en la vocación única de este Pueblo: en su vocación sacerdotal: "Cristo, el Señor, Pontífice tomado de entre los hombres, ha hecho del nuevo pueblo un reino de sacerdotes para Dios, su Padre". Los bautizados, en efecto, por el nuevo nacimiento y por la unción del Espíritu Santo, quedan consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo.

Los seguidores de Cristo tenemos muchos preceptor, algunos de ellos más humanos que humanistas, cuando a Él le preguntaron cuales eran los principales mandamientos contestó: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma... Este es el primero y más importante. El segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo"(Mateo,22,37). Y matizó que era similar al primero, no quiso restarle ningún ápice de importancia y no dijo que se hiciera proselitismo, dijo amar. Si tenemos el deber de amar a los demás como a nosotros mismos, ¿acaso no nos convertimos en su cuidador? Y esto es lo que parece no gustar demasiado al autor del citado escrito, pretende que la misión de los presbíteros sea únicamente arengar a su feligresía, cada día más escasa, explicando lo esencial del catolicismo: "dogmas, mandamientos, sacramentos, magisterio". Se olvidan estos grupos que ya lo dijo Isaías: "Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí; en vano me dan culto pues las doctrinas que enseñan son preceptos humanos". Y Jesús: "Ay de vosotros doctores de la ley y fariseos hipócritas que diezmáis la menta y el eneldo y el comino y dejáis lo más importante de la ley: La justicia, la misericordia y la fe" /Mt 23,23). Y Santiago: "La fe sin obras es una fe muerta en si misma" por si esto fuera poco en el Evangelio de Mateo Jesús los increpó nuevamente: "Ay de vosotros maestros de la ley y fariseos hipócritas que recorréis mar y tierra para hacer un discípulo y cuando llega a serlo lo hacéis merecedor del fuego eterno, el doble peor que vosotros".

Por sus frutos los conoceréis y algunos prefieren las formas a las obras, las oraciones vacuas y repetitivas a hablar con el Señor, los rituales al compromiso, el boato al compartir con el hermano y les da igual sembrar odio, rencor, soberbia, envidia, intolerancia, discriminación..., basta con acudir a la iglesia y cumplir con esos preceptos humanos que Jesús criticó, Él, que curó en sábado, que se rodeó de prostitutas, ladrones, extranjeros, paganos, ¿qué diría de estos profetas de la nada?. En cambio como tratará al que siembra ternura, comprensión, al que cura el alma y el cuerpo ("Ven bendito de mi Padre porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed ...") al que acoge y acompaña en el dolor, al que ama.

Por si esto fuera poco se acusa al padre Ángel de difundir ideas que no están en comunión con la doctrina de la Iglesia y le recomienda secularizarse. ¿Quién está más en consonancia con Jesús? ¿El que abre la iglesia de San Antón y acoge homosexuales, drogadictos, delincuentes, excluidos? ¿o los que acumulan riquezas, desprecian a los que no opinan como ellos y marginan a los diferentes?

Hoy Jesús volvería a hacer un azote de cuerdas y otra vez increparía y echaría del templo a los nuevos cambistas, vendedores de palomas convertidos hoy en miembros de sectores inmovilistas de su Iglesia, grupos fanatizados, obsesos de preceptos humanos e integristas. "¿Ay también de vosotros, intérpretes de la ley!, porque cargáis a los hombres con cargas difíciles de llevar, y vosotros ni siquiera tocáis las cargas con uno de vuestros dedos" (Lucas 11, 46)

Emilio López, Grado

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