De picos pardos

El Ministerio del Interior ha adjudicado una vivienda de la Guardia Civil al director general de Tráfico, Gregorio Serrano, para que la ocupe gratuitamente durante su estancia en Madrid. Además ha destinado 50.000 euros a reformas, con materiales de alta calidad y todo lujo de detalles, en la vivienda, antes de que entre a vivir Serrano. Pese a no pertenecer al Cuerpo de la Benemérita, don Gregorio va a vivir a cuerpo de rey. Tampoco es un okupa, un indeseado de esos que se meten donde nadie les llama, que suelen ir desaseados. Serrano es limpio, por fuera, y la vivienda se la han adjudicado a dedo.

   A cuerpo de rey también viven los mandos en el Ejército español: gratuidad total de la vivienda y gastos; pistas de pádel y golf o las fiestas y conmemoraciones. La tropa grita "fuego, fuego", cuando se va de maniobras porque no hay dinero para fuego real; falta de agua caliente y calefacción en muchos cuarteles durante el invierno y se pagan la comida durante las maniobras. Duchas y falsos techos rotos y desprendidos en los alojamientos de la tropa; falta de trapos para limpiar los vehículos; los WC de las compañías no se desinfectan porque no hay material de limpieza, etc. El sueldo de un soldado no llega a los mil euros.

Un cerdo negro, probablemente el más aventurero líder de la manada, trató de conquistar de madrugada la ciudad de Gijón. Comenzó su animal andadura nocturna por el barrio de Nuevo Gijón. Percatándose de que a esta ciudad la crisis la ha dejado triste y desangelada recorrió las calles, en busca posiblemente de algún garito, donde festejar la sufrida victoria del Sporting, en su lucha por la permanencia, sin hallar ningún bar abierto hasta alcanzar el barrio de El Llano, donde fue abatido a tiros al resistirse a la autoridad. El indocumentado jabalí, que salió esa noche de picos pardos, se olvidó en la granja la preceptiva documentación que acredita su condición de jabalí, con funestas consecuencias.

A mí me ha sucedido lo mismo. Me identifico con el animal. Vagar por las calles indocumentado, viendo las luces apagadas de los bares. Al pasar.

Del fin justifica los medios hemos pasado a que los medios justifiquen el fin. El ordenador, que al principio de sus tiempos, era un cacharro aparatoso y feo es ahora una linda miniatura. Cabe en un bolsillo del pantalón ¿Hacemos uso o abuso del móvil? Antes era, además de un teléfono, una rápida herramienta donde podías consultar cosas en internet. Ahora es ocio y entretenimiento, un juguete peligroso que nos puede llevar hasta el diván del psiquiatra. Existen casos tan agudos de dependencia hacia ese artilugio que te abre las ventanas al mundo de par en par que producirían risa si algunos no tuvieran un desenlace con grave quebranto físico e incluso funesto para nuestra salud. Chicas y chicos se estrellan contra viandantes, que circulan correctamente por el lado derecho de la acera. A veces contra farolas, que no tienen culpa ninguna, porque si ocupan ese espacio es porque nosotros las hemos colocado en las aceras para iluminarnos. Chapuzones en fuentes y algo todavía más terrible, que te pone los pelos de punta: jóvenes distraídos con el móvil arrollados por trenes en las vías.

La verdad es que el joven tiene una cara de gilipollas ideal para reventar a visitas youtuber con sus perversas ocurrencias. 19 añitos, la punta del flequillo tapándole un ojo, cejas elevadas y piel blanquecina. Enmarcando el conjunto una expresión vacía, de idiota. En el vídeo que cuelga en internet se le puede ver ofreciendo galletas rellenas de pasta de dientes a un indigente en Barcelona. Luego, le echa un billete de 20 euros y a grabar al sin techo comiendo la galleta rellena de dentífrico. "Eso le ayudará a limpiarse los dientes", les dice, en tono humorístico, al millón de seguidores de su cuenta en la red.

Ya saben del enorme tamaño de mi corazón. Soy capaz de poner a un político la zancadilla si va a cruzar un paso de cebra a la misma hora que pasa Valentino Rossi por allí, bramando en moto a toda velocidad. Pero no es de motos, sino de celulares inteligentes de lo que les voy a hablar. Y ayudar. Trucos que uno aprende manipulando estos móviles de ultimísima generación que todos (o casi todos) llevamos asomando un poco por fuera del bolsillo del pantalón, para fardar. Abres una página, estás buscando información para publicar un artículo redondo en este periódico, pero andas escaso, pelado de megas, como suele suceder ¿que haces? Fácil solución, vas a ajustes y cierras uso de datos. Aunque te quedes sin conexión a internet la página no desaparece, ni consumes megas. Ya te puedes dedicar a escribir el artículo redondo. El whatsapp, qué mal hecha está esta aplicación. Cuando escribes en ella todos tus contactos (novia o novio inclusive) están viendo que lo haces. Así que la aplicación se parece a "El espía que surgió del frío", una peli de los años chin pum. Espías, "don diablo por aquí y por allá, ah". Solución fácil también. Abres telegram, una aplicación similar al what, y a ligar.

   A la espera de que estos sabios consejos les sirvan de algo, se despide atentamente.