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Teverga, el corazón de Luis Bello

7 de Septiembre del 2017 - Celso Peyroux (Teverga)

El corazón tiene razones que la razón ignora y por ello el doctor Luis Bello sabía tanto del motor de la vida.

¡Que hermoso misterio! ¡Que bella palabra! ¡Corazón! Miles de veces se pronuncia a lo largo del día. Los más bellos poemas de la literatura universal la contiene en sus versos como una voz preciada y preciosa: “…Mi corazón que baila en los trigales…” (Pablo Neruda); “…Tu siempre tan bailón, corazón mío…” (Claudio Rodríguez); “…latido de mi vida y hora precisa de mi marcha…” (Luis rosales).

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Gran especialista en este músculo del cuerpo -al que sometemos a las más duras y a veces crueles presiones-, el doctor Bello fue uno de aquellos pioneros del prestigioso servicio de cardiología del Hospital General de Asturias al que acudían enfermos de todas partes. Recuerdo a mi buen amigo Fernando Alonso Lej estudiando libros y más libros en los jardines del Chalet de don Santiago, mientras esperaba el turno para operar a la tía Nina. Fernando se fue para sus tierras baturras y Luis Bello, para placer, honor y prestigio de la medicina cardio-vascular se quedó con nosotros.

A decenas de corazones Luis Bello los puso de nuevo en el camino de la vida y por ello Asturias le está reconocido. Aquí en nuestros valles, la presencia de Luis, una noble estirpe gallega, fue adoptado y mimado por su saber y su generosidad.

Gelus querida (esposa), Cristina, Marisa, Luis Antonio (hijos), familia y amigos, que quede con nosotros la sonrisa que siempre llevaba prendida en los labios y el corazón del hombre bueno siga latiendo por siempre a nuestro lado, mientras él nos estará mirando desde las cumbres de Sobia.

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