¿Dónde están los sindicatos agrarios?
Con la que esta cayendo en el campo asturiano muchos nos preguntamos ¿y donde están los sindicatos agrarios?. La única respuesta que se nos ocurre es que ni están ni se les esperan.
De todos es sabido que el sector campesino asturiano ha sido el eterno olvidado para todo; mientras otros colectivos laborales de la sociedad asturiana y española, salen a las calles constantemente, o hacen huelgas indefinidas para reivindicar, ya sean mejoras salariales o laborales, los hombres y mujeres del campo, esos que se encargan de producir las materias primas para nuestra alimentación diaria, esos pegados al duro terruño de la tierra, esos para los cuales no suelen existir horarios, ni vacaciones ni puentes, esos que tienen que malvender sus productos para que las ganancias se las lleven los intermediarios, esos que cada día ven como el producir les cuesta el triple que hace 20 años, mientras que lo que venden a penas si les cubre esos incrementos y les permite seguir mal viviendo; de esos casi nadie se acuerda. Esos que hasta los propios sindicatos les ignoran, esos, los hombres y mujeres del campo asturiano, los eternos marginados de siempre...
Dicho esto, sobradamente conocido y reconocido por todos, hablemos del tema de los sindicatos agrarios en Asturias. En la actualidad en el Principado "funcionan" una media docena de organizaciones, más o menos conocidas; entre las mas potentes citaremos la UPA (antes UCA), que en coalición con la COAG está ligado a la UGT. Por otra parte está ASAJA, vinculado al PP, además, en el Oriente de Asturias funciona la Asociación de Ganaderos Asturianos, por el momento sin vinculación a ningún partido político. Asimismo, tenemos a USAGA, quien también se declara independiente; y mas recientemente, con motivo de los daños del lobo, nació en el concejo de Valdés la Asociación Agroganadera propietarios Forestales y Amantes de la Naturaleza, igualmente de carácter independiente.
Como se puede observar la proliferación de sindicatos es amplia. Ahora viene la gran pregunta: ¿por qué si todos persiguen los mismos objetivos, es decir, defender los intereses de los campesinos y ganaderos, necesitamos semejante número de organizaciones en una región en la que la población rural ha descendido alarmantemente en los últimos años?
Y lo más sorprendente ¿por qué con lo que está ocurriendo en el campo asturiano? Cientos de animales muertos por los ataques del lobo; cientos de reses sacrificadas en las campañas de saneamiento, por unos equipos veterinarios de dudosa profesionalidad, ya que se ha demostrado que muchos de esos animales sacrificados no estaban afectados por la tuberculina; centenares de hectáreas de cultivos de maíz destruidos por las manadas de jabalíes que campan a sus anchas, gracias a la sobreprotección que estos animales han tenido en el pasado, como la sigue teniendo el lobo en la actualidad.
Ante este desolador panorama a uno no le queda más remedio que preguntarse, ¿pero si tenemos una señora consejera que ya ha sido reprobada por todos los grupos de la oposición por su nefasta gestión al frente del campo asturiano, y tenemos unos sindicatos que callan como "afogaos", que no tienen la dignidad de salir a las calles a protestar por esta angustiosa situación, ¿que carajo es lo que nos está pasando en esta Asturias nuestra?
No quisiéramos ser mal pensados pero aquí algo muy serio esta pasando con los sindicatos campesinos. La pregunta es fácil, ¿quién esta detrás de la financiación de estas organizaciones, puesto que los ingresos por afiliación seguro que no da ni para hacer fotocopias? Lógicamente, la mayoría de estos sindicatos cobran suculentas subvenciones de dineros públicos de las arcas de la administración regional, cuya única contraprestación es el compromiso de mantener a los agricultores y ganaderos controlados y sin causar muchos problemas y alborotos en las calles. De vergüenza señores, de vergüenza. Si es que les queda algo...
Lejos han quedado los años de la UCA de Honorio Díaz, de Valeriano Lorenzo y de Horacio Fernández Inguanzo, aquellos hombres honrados, fieles a sus ideales, aquellos paisanos que sentían y vivían el sindicalismo como un servicio y un deber hacia los demás; y no como esta tropa actual de sindicalistas de pacotilla, de aprovechados, de vividores, que sólo persiguen enriquecerse a costa del sufrimiento del sector campesino.
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