La viga y el clavo
Saliendo al paso del control que lleva el señor Caunedo de los baches y deficiencias de la Losa y otros lugares del municipio, le quiero contar el capítulo de un libro que leí hace aproximadamente cincuenta y muchos años, el cual puede aplicarse en estos momentos a todos los políticos de este municipio que no se ponen de acuerdo ni para cobrar los suculentos sueldos que cobran. Entre unos y otros arruinarán hasta las fiestas de este querido Oviedo.
Paso a contarles de que trataba dicho capítulo, pues esto era de un niño y su padre. El niño criticaba todo, hasta lo que estaba bien, pues tenía tanto ego que criticaba todo y no estaba bien nada de lo que sus compañeros organizaban o realizaban. Sólo lo realizado por él o su entorno no le producía rechazo.
En una conversación con su padre sobre cómo solucionar su soberbia, el buen padre le comentó que en una viga de madera de su casa, cuando criticara a sus compañeros amigos o blasfemara, clavara un clavo. Y cuando tuviera una buena acción y algún elogio a los demás, quitara un clavo de los puestos anteriormente. Y así llegó a quitar todos los clavos, muy orgulloso le comentó a su padre que ya no quedaban clavos.
Padre listo y con mucha experiencia le felicitó, pero no sin comentarle que estaba muy orgulloso de su cambio, pero que lo difícil sería quitar las marcas de la viga que quedarían para siempre.
Esta pequeña historia es referente al Sr. Caunedo, que después de veintiséis años entre concejal y alcalde se dedica a vigilar los baches del municipio y de la Losa.
1.º La Losa se empezó a degenerar en el mandato del señor D. Gabino de Lorenzo, y usted como concejal permitió anclar las primeras carpas de la Ascensión atornillándolas a las losas. Más tarde se construyeron las torres de dicha Losa, y el vallado de obra se atornilló a la Losa, en la cual todavía se ven los agujeros de los anclajes. Pasearon camiones con material de un sitio para otro hasta que rompió la tela asfáltica. Y el señor Caunedo ahora se preocupa de un bache. Clave usted el primer clavo en la viga.
2.º El señor Caunedo también era concejal en el caso Villa Magdalena, dejando una deuda millonaria para todos los ovetenses. Puede usted poner el segundo clavo.
3.º El spa de Ciudad Naranco, diez años engañando a los vecinos y seguimos sin spa y encima hay que pagar lo construido. Ponga usted otro clavo en la viga.
4.º El nuevo Carlos Tartiere, que según los técnicos está lleno de deficiencias, póngase otro clavo, señor Caunedo.
5.º El Asturcón, que se empezó a construir con un presupuesto y terminó siendo el parque de caballos más caro de España. Ponga usted otro clavo en la viga.
6.º La corporación municipal, a la cual usted pertenecía, se quitó el pabellón de Oviedo en la Feria de Muestras, cuya labor era vender la ciudad de Oviedo, y ahora critican la nueva apertura. Y critican las facturas, que me parece muy bien, pero es que usted no recuerda las facturas que había todos los días con autobuses desde Oviedo, donde dábamos un colorido especial todos los jubilados con regalos de pañuelos, paraguas y otras chucherías. ¿Eran con algún fin?, me pregunto. Póngase usted otro clavo en la viga.
6.º No recuerda que su corporación quiso destruir el equipo de la ciudad, nuestro Real Oviedo, fundando uno paralelo donde se hacían socios gratis y decían que ustedes sabían lo que hacían. Póngase el último clavo en la viga y esperemos que sólo queden marcas y no sea usted el vigilante de los socavones de Oviedo, que su sueldo no está para esto. Está para cosas más importantes. O los actuales regidores lo hacen tan bien que no necesitan su atención, o no pasa por el Ayuntamiento.
Fernando Fernández Fernández
Oviedo
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