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¿Por qué Dios permite estas cosas?

11 de Septiembre del 2017 - José Viñas García (Oviedo)

Señor Blázquez, matar en nombre de quien sea no es profanar su nombre, es simplemente: cometer asesinatos por cuenta propia ¿Qué más da en nombre de quien cometan sus barbaridades? Sabemos que no hay ningún Dios que autorice matar inocentes al por mayor.

Son piltrafas manipulables. Qué mejor manera de empezar a distorsionar mentes frágiles que con Teologías falsas. Para dejar claro, creo en Dios pero no en sermoneadores del pecado, del miedo y de la venganza del ser divino; que muchas veces desde púlpitos, sí profanan la casa de Dios con discursos homofóbicos, ideológicos o cargados de odio. Ustedes están para lo que están: catolizar y expandir la palabra de Dios. Si quieren jugar a políticos o radicales tertulianos, cómo vemos en su televisión a diario, dejen de, en nombre de Dios decir y consentir lo que apreciamos todos en muchos sermones en las Iglesias y en tertulias manipuladas en esa televisión pagada por la iglesia y a la par con nuestros impuestos.

Estos fratricidas llegan a tragarse que su Dios les premiará por matar a los enemigos. ¿Qué enemigos? Los que pinten, en este caso es más sencillo aleccionarlos ya que nosotros cometimos también crueldades en sus países. Son los mismos prejuicios, herejías, brujerías y los mismos enemigos que la Iglesia católica buscaba cuando en su nombre se cometieron absolutas y tremendas crueldades. No hará falta recordarle la historia pasada.

Ese Dios profanado ¿qué dice cuando esos huracanes o terremotos virulentos destrozan la vida y las pocas cosas materiales de miles de familias muy creyentes, humildes y pobres? ¿También ese huracán profana el nombre de Dios?

Señor Blázquez, ustedes nos explicaron que ni una sola hoja se mueve sin Dios se entere ¿por qué consiente que sufran las personas más necesitadas y que los de barriga llena lo veamos por la tele cómo quien ve una competición de desastres naturales? Es que esas fuerzas de la Naturaleza siempre destrozan y desgarran en los países más pobres que, para más incapacidad de entender nada, sus gentes son los más creyentes del mundo. En este caso, señor Blázquez, ¿Dios está profanando su propio nombre?

Quizás este mundo esté mal explicado científicamente, quizás jamás podamos los mortales interpretar nuestras propias debilidades; pero, lo que es en cuanto a dioses y muerte, lo que nos espera en el otro mundo; ustedes los pastores ¡qué mal lo hacen, qué malos que son, para cada vez comprender menos! ¿Por qué Dios permite estas cosas?

Para acabar, solo podemos deducir que Dios existe (ya sé qué la ciencia explica muy a su modo la evolución de la materia, tanto viva, como no viva; pero cuando intentan agrupar y resolver complejidades lo hacen más cómodos, que para encontrar respuestas simples a los enigmas que plantea la mente humana. Tan complejo es todo que dicha evolución se queda corta, ante los misterios del universo y por donde vagarán las almas de cada individuo después de dejar este mundo. Tampoco voy a recurrir a grandes teólogos o pensadores, menos a creencias y dogmas inexplicables, simplemente acudiendo al sentido común (no el de Rajoy): No es posible que la vida se acabe aquí en la Tierra sin más explicaciones: sería tremendamente injusto para unos, y mucho premio para otros. Quien murió joven, quien ha tenido enfermedades y penalidades toda su vida, quien sólo la vida le aportó miseria, dolor e incomprensión... éstos, no pueden ser solo meros espectadores, quedarse con la miel en los labios de ver cómo saborean y disfrutan de lo lindo los que nacieron de mejor cuna, quienes han tenido salud, dinero y amor a raudales. La balanza tiene que existir, y no es posible que el pastel tenga ese reparto tan desigual. Dios, seguro, espera para compensar y descompensar ¡Estén seguros! De lo contrario, sería todo un contrasentido, un fiasco de vida con un final sin lógica aparente, una pérdida de tiempo sin justificación, y un fraude de Ley Divina en toda regla.

¡Dios! ¿Por qué me hiciste nacer para morir sin más? Sin darme posibilidad de corregir errores, pagar por mis maldades e inmoralidades y pedir disculpas a quien soportó mis imperfecciones e hipocresías. ¡Dios! ¿Por qué hiciste nacer para morir sin más, a quien sufrió necesidades y penalidades, al mismo tiempo que veía cómo a otros les dabas todas las posibilidades que al le negabas? Cómo ven, no hay científico, filósofo o pensador supremo que pueda resolver esta ecuación filosófica tan simple. Si lo hay, esperamos respuestas.

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