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Esconder la realidad a los niños

16 de Septiembre del 2017 - JUSTOROLDAN (OVIEDO)

La literatura de ficción en los libros, como en el cine, o los juegos y hoy videojuegos, es un genero que siempre ha tenido sus adeptos y que eran también consumidores. Hoy eso ya ha cambiado radicalmente, respecto de la ficción como género literario, a lo puramente irracional, que sobrepasa lo esotérico, y hunde sus raíces en los sueños más extravagantes, que cualquier ser humano pudiera padecer en una noche de terribles pesadillas.

No es obviamente "Veinte mil leguas de viaje submarino", ni siquiera aquellas imaginaciones, mucho más comprensibles, como viajar a la Luna, a Marte o a Venus, o ser un supermán, con el que casi todos nos identificábamos en nuestra niñez; por cierto: ahora tan cuestionada, al no creerse, cómo con tan pocos medios de "defensa", algunos hemos llegado a esta edad. Y sin embargo es ahora cuando algunos nos interrogamos, cómo llegarán a nuestra edad los "tan protegidos" de hoy, en su aspecto físico, pero tan perdidos en su relación con la realidad mas próxima.

Hoy ya se ha llegado a un punto donde todo lo que rodea a un niño, o a un adolescente, gira en todo a lo ficticio. La huida que algunos padres, educadores psiquiatras o psicólogos han emprendido para apartar a los más pequeños de la realidad cotidiana terminará generando personas de un carácter tibio, miedosas en exceso e hipocondríacas en demasía.

El paso, que biológicamente se da de la niñez a la pubertad , a la juventud y a la madurez, no puede consistir en un cambio tan radical, como lo es el de darse de bruces con una realidad que siempre superara la ficción. A los pequeños, a los que se encuentran en una fase de desarrollo integral, hay que responderles, si se puede, antes de que pregunten. Pero si no, inmediatamente, ante cualquier hecho, que tal vez de muy buena fe, pretendamos que no sepa, dada su corta edad o -y es en la mayoría de los casos- por no pararnos a darles una explicación de acorde con su edad y nuestras creencias.

Que se planteen, y en este caso tanto los niños como los jóvenes o los adultos, el vivir en una nube de placer -químico en tantas ocasiones- es un autoengaño, de consecuencias peores y de más duración que la "nube", en la que temporalmente están. ¿A quién le agrada humanamente asistir a un accidentado, a un moribundo, a un enfermo, a un impedido, a un ancianos demenciado? A muy pocos ¿verdad ?. Y si es así: ¿Por qué los niños de cierta edad no pueden asistir a un entierro, a un funeral; dar un pésame y un apoyo a aquella familia que sufre? ¿Por qué ante un niño insaciable no se le puede enseñar cómo viven los niños en una barriada de cualquier etnia? ¿Se traumatizarán? Yo no lo creo. De lo que si estoy seguro es de que alguna vez tendrán que bajar de la ficción a la realidad, tanto los niños como los adultos. Porque la vida, desde que es vida, es así. Y el mejor antídoto contra lo ficticio es ayudarles a buscar la verdad, que además les hará libres.Y esa verdad se trasmite en el hogar y en la familia, que es la única "república independiente" de los poderes de los estados.

Justo Roldán, Oviedo

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