Me da asco
Me da asco: de aquellos políticos que para conseguir votos mienten.
Me da asco: que no vengan inspectores a ver cómo funciona y se portan los políticos en organismos que regentan.
Me da asco: y mucho miedo de los lobos disfrazados de corderos.
Me da asco: del acoso y derribo al que someten a las personas.
Me da asco: de que estén llenos de enfurruñamientos y pataletas y se los quieran adjudicar a los demás.
Me da asco: que a través del poco tiempo que llevan gobernando se esté recordando a los políticos anteriores, que al fin y al cabo eran un remanso de paz.
Me da asco: que presumiendo de puristas sean todo lo contrario.
Me da asco: que vayan tan de liberales, aperturistas, demócratas y tan abiertos al mundo y en el fondo sean unos grandes dictadores.
Me da asco: que habiendo puesto todas las esperanzas en ellos hacia un cambio hayan sido el mayor fraude de la historia.
Me da asco: de todo el resentimiento, odio y acoso que transmiten.
Me da asco: de los chivatos, de los que se sirven de los mensajes para tener en aviso a los politiquillos de lo que pasa y se comenta de ellos, que todo se sabe (afortunadamente).
Me da asco: de que nunca ningún organismo haya estado trabajando tan mal y con tanta tensión.
Me da asco: de los políticos que van con los de la feria y vienen con los del mercado, que no sean capaces de definirse ni apoyar a quien deben por temer a perder el puesto: los tibios nunca deberían representar a nadie.
Me da asco: de aquellas personas que dicen no importarles el cargo, siendo una minoría, y se aferran a él como las lapas de una manera tiránica... ¡¡¡que se vayan ellos!!!
Me da asco: de la persecución a la que se encuentran sometidos políticos, funcionarios y demás trabajadores.
Me da asco: el leer en prensa algunas declaraciones amenazantes: “O haces esto o te vas”. Sí, vosotros sí que habéis conseguido dar un espectáculo lamentable.
Por eso acabo diciendo que no me eliminen, ni me contesten por las redes sociales, pues no pertenezco a ninguna.
¡¡¡Ah!!!, y otra cosa importantísima, queridos señores, se me olvidaba decirles: “No estaba hablando de Llanes”.
María Conde del Campo, Marujina
Nueva de Llanes
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