Inmensa pena
Francisco Rodríguez González (El Carbonero), mi querido paisanín de Fastias: Desde hace dos años y medio, por tu cariño y dulzura, sin tú darte cuenta, pasaste a ser parte de la historia de mi vida y entraste en lo más profundo de mi corazón.
Nunca podré borrar de mi mente aquella “personina” que cada tarde me esperaba, con su carita, de sonrisa franca, pegada al cristal de la ventana, para verme llegar, y yo subía las escaleras ilusionada para darle el abrazo y volver a escuchar una y otra vez sus confidencias. Me las repetía con tanta emoción y ternura, que fueron momentos felices y difíciles de olvidar.
“Fuiste para mí el abuelo sabio y bondadoso que todo niño desea tener”. Siento mucho que tu cabecita, en los últimos días de tu vida, no lograse entender todo aquello que significabas para las personas que te rodeábamos y queríamos, pero seguro que tu corazón fue testigo de ello. “Es inmensa la pena de haberte perdido, pero aún es mayor la alegría de haberte conocido”.
Siempre serás “mi güelín” y te llevaré dentro de mi corazón.
Rosalía M.ª Pereda Álvarez
Oviedo
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