El factor humano
Hace unos años se publicó en España un libro con dicho título sobre Nelson Mandela que despertó entusiasmos excesivos, pues su contenido es incompleto y no del todo veraz. De sus 27 años en la cárcel, hasta 1990, sobre los que sí hay que elogiar su firmeza y valor en oponerse al sistema, especialmente en temas de educación y de apartheid físico, los tres últimos lo fueron en espacios de lujo, desde donde ya pudo negociar con los blancos. Acordaron que la democracia llegara a Sudáfrica a cambio de contener las iras de los negros, de integrar el país con Occidente y de permitir un más amplio comercio bajo los auspicios del FMI. Un efecto colateral fue la integración física del propio Mandela en el ámbito del poder blanco y que alcanzara la Presidencia de la república en el año 1994. Negoció muy bien con el anterior presidente, De Klerk –a quien nombró vicepresidente–, con quien compartió el Nobel de la Paz de 1993. Ya en el mando, se procedió al encumbramiento económico, social y de poder de una minoría de negros que, incluyéndose a él mismo, residió en uno de los lujosos y bien protegidos barrios blancos de Johannesburgo, además de sus residencias oficiales de Monrovia y Ciudad del Cabo. Dicho de otro modo, el apartheid –sin ignorar las mejoras de Mandela– se convirtió en bicefálico. Pero una gran mayoría de negros empeoró su condición.
El libro citado no tuvo en cuenta todos los hechos ocurridos bajo la Presidencia de Mandela; versa en gran parte sobre sus entrevistas y sobre aspectos emocionales como la integración de blancos y negros, con un Mandela desbordante entregando la copa de rugby que en 1993 ganó Sudáfrica con todos sus jugadores blancos. Este triunfo influyó en la efímera hermandad entre las razas y en la proyección política y económica de Mandela.
Es indudable el valor y el mérito de Mandela por tratar de liberar a los negros, gracias a su gran personalidad y simpatía –aunque, al final, fueron unos pocos quienes se amalgamaron con los blancos–, y por traer al país la democracia del voto.
En 2010 Sudáfrica organizó el Mundial de “football”, que ganó España con la entusiástica presencia de Nadal y de Gasol, que poco antes habían excusado sus respectivas ausencias en la Copa Davis y en la de baloncesto.
Desde la muerte de Mandela en 2013 se ha elevado el PIB y la RPC, pero las desigualdades socioeconómicas han aumentado, la vida media de los blancos excede en veinte años la de los negros, se mantiene la corrupción y sólo hay dos tercios de negros que inician la Enseñanza Secundaria; pero, eso sí, las tapas de los libros de texto ya son de la misma textura y color cualquiera que sea el de la piel del alumno: no como antes de Mandela, que eran de colorines para los blancos y grises para los negros.
José María Izquierdo Ruiz
Oviedo
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