La desconsideración de la Administración con los profesores de Religión
La desconsideración de la Administración con los profesores de Religión, bueno, y con otros seguro que también, pero hoy el caso que nos ocupa son los profesores de Religión. La semana pasada firmé mi nuevo contrato de trabajo, en el que después de 26 años se me dice que ahora voy a trabajar la mitad de las horas y, por lo tanto, a cobrar el 48% de mi salario anterior, ni siquiera el 50%, y ello no porque tenga menos alumnos, sino porque se dio la circunstancia de que uno de los tres colegios que compartía cerró con trece alumnos y éstos pasaron a uno de los otros centros. Mismos alumnos pero la mitad de tiempo para atenderlos. Pero no se crean que es mi caso concreto lo que me disgusta tanto y me mueve a escribir estas líneas, porque tarde o temprano tendría que llegar. Pero es que otros 24 compañeros/as, en los que no se dio esta circunstancia, también han firmado el mismo contrato, y hace dos años otros 42. Es por lo que pienso que nuestra Administración educativa es desconsiderada con un colectivo, en general, entregado, responsable, voluntarioso, bien formado y nada conflictivo. Pero eso no es todo, recortes los hay para todos aunque no tan llamativos. Al final el curso pasado llegó a los centros una circular en la que poco menos que se impide a los profesores de Religión desarrollar otras tareas o funciones que no sean las clases de Religión exclusivamente, y eso ya me parece más que una desconsideración, un desprecio hacia un colectivo que venía trabajando intensamente en los colegios haciendo sustituciones, apoyos a alumnos con dificultades, participando en grupos de trabajo de apertura de centros, biblioteca... o coordinado programas de educación ambiental o de convivencia, aulas de acogida, resolución de conflictos, etcétera. Porque somos maestros como los demás, sin oposiciones, es cierto, pero con la misma titulación, muchos de años de experiencia y muchísimas horas de formación. No aprovechar nuestra pequeña o gran aportación a los colegios, donde hay tantas necesidades, me parece tendencioso y mezquino, y más teniendo en cuenta que tales indicaciones sólo nos afectan a nosotros: los profesores de Religión. No sé por qué un año sí y otro también vemos peligrar nuestros puestos de trabajo y cómo nuevas amenazas se ciernen sobre nuestras cabezas: reducción horaria de una hora y treinta a una hora semanal por grupo, recortes brutales, agrupamientos imposibles de hasta 27 alumnos o más por clase, no permitir completar horario en otros centros, prefiriendo contratar a personas de la bolsa que les salen más económicas porque no tienen tanta antigüedad y no les tienen que pagar ni trienios ni sexenios, sentencias ganadas en los tribunales y siempre recurridas por la Administración, no respetar un criterio tan importante como es la antigüedad y un largo etcétera, como que los derechos que todos los trabajadores tienen nosotros los hemos conseguido siempre en los tribunales de justicia. Nuestra presencia en los colegios la demandan los padres de nuestros/as alumnos/as. Sería pues misión de la Administración que nuestra labor en los centros fuera facilitada y considerada, y no zancadilleada y puesta en tela de juicio como muchas veces viene sucediendo. Queremos unas condiciones dignas que favorezcan una buena calidad de enseñanza en nuestras clases como nuestros alumnos, sus familias y nosotros mismos merecemos.
María Isabel Martínez Alonso, profesora de Religión del CP El Villar de Trubia y de La Mata de Grado
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