Navia: terrorismo ecológico
Impunemente, algunas industrias de nuestro concejo nos utilizan como “cobayas”: respiramos veneno, se hacen a los ríos y al mar vertidos ilegales que han esquilmado la vida en estos hábitats, se derruyen montañas, se sepultan arroyos, se compran silencios, se quiere hacer del pueblo un laboratorio experimental de producción energética, instalando plantas de biomasa en el centro de la villa, atrayendo para el concejo no sólo los purines de todo Asturias, sino que ahora también se anuncia en el BOPA una modificación en las instalaciones que permitirá el uso de otros residuos orgánicos, como gallinaza, lodos de industrias lácteas, bagazo de manzana, residuos de corteza y madera y lodos de aguas residuales industriales para el abastecimiento de la planta de biogás más moderna y “grandiosa” de España. Es una traición al pueblo, después de que se hayan organizado reuniones para convencer a los vecinos de las excelencias de esta planta y de sus efectos inocuos para la salud. Da la sensación de que Navia será el “puerto refugio”, el elegido para el sacrificio, que albergue todos los residuos nocivos del noroeste de España. Puestos a ello, por qué no demandar también el cementerio nuclear tan ansiado por el Gobierno: produciría más puestos de trabajo que todo lo anterior. ¿Qué recibimos a cambio? De vez en cuando, caramelos envenenados para sentirse benefactores.
Ahora también pretenden seguir saqueando nuestro ya enervado río, aún bello, llevándonos alegremente el agua para abastecer el centro de Asturias, sin estudios serios de pluviometría a corto y medio plazo, ni estudios de costes energéticos o de obras que avalen el proyecto. Urge, al respecto, una reunión de todos los representantes de los concejos afectados con la inoperante Consejería de Medio Ambiente y con la Confederación Hidrográfica del Norte para que se respeten a ultranza los caudales ecológicos mínimos, los LIC y los ZEPA afectados, regulados en la Red Natura 2000, ya que nuestra cuenca también está afectada por las sequías de estos últimos años. Están midiendo hasta dónde llegan nuestras tragaderas y creen que, como poca gente protesta, son ilimitadas.
El pago que recibimos los habitantes de Navia es que un organismo fantasma como Costas no nos resuelve el grave problema acuciante que amenaza nuestra playa, la Poza y su entorno maravilloso, que forman parte de nuestras señas de identidad y, de seguir así, la parte baja de la villa acabará desapareciendo, porque son incapaces de abordar la obra necesaria. Piensan que convocando a los vecinos a aportar ideas en reuniones informales, dando largas y gastando medio millón de euros se va a resolver un problema de mucha inversión y proyectos muy importantes de ingeniería a realizar por empresas solventes, que Navia se merece por su aportación a la economía regional.
También se nos paga desmantelando, sibilinamente, el Hospital de Jarrio, que tanto costó conseguir, o manteniendo vergonzosamente anquilosada la Fundación “Manuel Suárez”, cuya finalidad habita en el más absoluto oscurantismo, mientras los jóvenes de la comarca no tienen dónde capacitarse para desarrollar su labor profesional en las industrias que nos emponzoñan sin ningún control de emisiones. ¡Vergonzosa inacción!
Desde esta modesta tribuna, apelo a todo el pueblo de Navia y a todas las organizaciones sensatas del mismo a que no cedan, sumisamente, a las pretensiones de todas las mafias que mangonean el poder, expresen su repulsa como estimen conveniente y se manifiesten públicamente en contra, pues de lo contrario habremos perdido la dignidad como pueblo, y un pueblo sin dignidad es un pueblo muerto. Esta labor debería ser encabezada por las autoridades municipales, pero a veces son muy necias.
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